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SU NIÑEZ.......
En toda contienda bélica se cometen los actos más atroces
maquinados, por mentes calenturientas, deseosas del poder
absoluto. La representación gráfica de este capítulo es el
"Apocalipsis" el enfrentamiento de dos fuerzas titánicas
destruyendo el mundo y como consecuencia la extinción de
todo ser vivo que lo puebla. En el siglo XXI estas fuerzas
titánicas se dan por llamarse armamentísticas y, así como la
Biblia lo representa a su manera hoy, se esconde en un
maletín el llamado pulsador rojo. La Guerra Civil Española
no pudo ser más destructora, edificios, puentes, museos,
hospitales, etc., se queda empequeñecido por el hecho de
ser, incluso entre miembros de la misma familia, quienes por
el enfrentamiento, acabaron matándose unos a otros. Debo
hacer este recordatorio para seguir con los diez años de
pos-guerra en los que tubo que crecer José Carlos. Un hecho
que le marcó para siempre fue el encarcelamiento de su
padre, por temas políticos, y su condena de muerte por
fusilamiento, conmutándose estas misma, por recomendación
de amistades cumpliendo cuatro largos años en prisión.
Así, tal y como se presentaba el panorama familiar, no
hace falta tener mucha imaginación para entender la infancia
tan dura que soporto José Carlos. Me contaba que tiene un
vago recuerdo de haber visitando a su padre en la cárcel
y en brazos de su madre. Otro de los recuerdos que
le llegan, son los regalos que le hacia, al trabajar la madera,
hasta darle forma representando juguetes.
SUS PRIMEROS PASOS ESCOLARES......
Los primeros pasos en el aprendizaje escolar se los
impartió el maestro de turno en la zona que, por aquel
entonces, tenía ubicado su domicilio. Sonriendo seguía
contándome, la cantidad de veces que le castigó y, lo
hacía, con la fusta que le serbia de puntero para señalar
los temas en la pizarra, eso era la costumbre de la
época, el castigo consistía en diez palmetazos en cada
palma de la mano o bien cara a la pared con tres libros
en cada mano con los brazos en cruz, otro de los castigos
menos dolorosos pero más aburridos eran escribir
en la pizarra cien veces <No volveré a hacer, esto o
aquello, según fuese el motivo del castigo> en lo referente
a los palmetazos, otro niño le indicó la forma para que no
dolieran tanto, esta formula, era abrir dientes de ajo y
friccionarlos con las manos como si te las lavaras,
curiosamente no sabía la razón pero funcionaba. A partir de
ese día, siempre llevaba una cabeza de ajos en los bolsillos
del pantalón. No es que fuese travieso, más bien que el
profesor tenía muy malas pulgas y no dejaba pasar nada
por insignificante que pudiera ser. Después de tres años
peleándose con el libro, si digo El libro puesto que solo
había uno. Se contemplaba en él, todos los temas de la
educación primaria. Fuera aparte, la asignatura de
educación física y pintura o dibujo artístico. La religión
era obligatoria hasta el punto de darnos una especie de
cartilla en la que, el párroco de la iglesia, estampaba un
sello todos los domingos y fiestas de guardar, teniendo
que presentar los lunes el control de asistencia al
"Profesor". José Carlos fue un niño muy despierto como
estudiante, su coeficiente intelectual superaba al de sus
compañeros de clase hasta el punto de ayudar a muchos
alumnos a realizar los deberes diarios. Claro está que no
pedía nada por ello pero como agradecimiento, cada
beneficiario aportaba una cantidad dineraria que le
permitía disponer los fines de semana, de lo
necesario para divertirse y comprar chucherías, así
transcurrió los tres años de primaria a cargo de su
profesor de nombre "Don Paco"
José Carlos lo recuerda como muy estricto pero
también muy buen maestro al que, siempre le estará
agradecido por haberle guiado, hasta su
Incorporación al instituto, con unas notas en el libro de
escolaridad altamente satisfactorias.
Continúa...//...
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