En la actualidad Grace sigue cantando con su hijo Paulo, que la acompaña en los teclados
¿Es su vida una obra de arte?
Sí, totalmente. Mis canciones son documentales sobre mi vida, mis espectáculos forman parte de ella, y todo junto resulta una obra rica en creatividad, fantasía y emociones.
Ha actuado siempre por instinto.
¿Se arrepiente de ello?
Nunca. Solo lamento una cosa: no haber hecho más cine y, sobre todo, no haber aceptado la película que me proponía Ridley Scott, 'Blade Runner'. Mi carrera y mi imagen habrían cambiado. Cuando finalmente me decidí, era demasiado tarde. No seguí mi instinto.
¿Qué piensa de su vida?
El pasado es el pasado, y solo me preocupa el presente. Cuando imagino el futuro, ¡siempre estoy ahí!
Vive de nuevo en Jamaica. Su infancia allí, sin embargo, no fue idílica.
¿Se siente irremediablemente unida a sus antepasados?
Me da fuerza, es una fuente de juventud. Los de allí son santos y están un poco locos. Yo les llamo piratas, ¡porque es como la isla de los corsarios! Primero llegaron los vikingos y después los bucaneros. Los locales hicieron el amor con aquellas gentes venidas de lejos. Bebían mucho, ¡y volvían a hacer el amor! Soy hija de todas esas culturas que se mezclaron. Quien quiera entenderme debería conocer Jamaica.
¿En qué ha cambiado la pequeña Beverly que asistía varias veces por semana a misa?
Comencé a tomar mis propias decisiones escapando de la familia. Controlé mi vida. Si me equivoco, solo puedo culparme a mí misma. Reivindico la responsabilidad de todo lo que he hecho.
¿Qué convierte a Grace Jones en un icono moderno?
No me considero así. De todo lo que he hecho, en primer lugar soy la madre de Paulo.
¿Fue Jean-Paul Goude su 'pygmalion'?
¡No! En mi libro hablo de Antonio Lopez, de Richard Bernstein y de otros artistas con los que he crecido y trabajado. Andy Warhol y Keith Haring también me han influido mucho. Jean-Paul fue importante, fuimos pareja.
Generó, usted sola, el ruido y el furor de una época.
En realidad yo era lo que era. Y simplemente era yo misma. Pero es justamente eso, ser yo, lo que inspiró y orquestó el furor de nuestra época. En ese aspecto sí tengo la sensación de haber llevado todo sobre mi espalda. Y de haberlo llevado alto y fuerte.
¿Ha conseguido sobrevivir indemne a los delirios de aquella época, superar los problemas derivados de la droga, el alcohol, el sexo o el sida?
He sufrido daños, desde luego que sí, y muchos de mis amigos han muerto de sida. A veces traspaso los límites, y lo sé. Después soy más sabia. Como soy muy vanidosa, no quiero agotarme físicamente. Me cuido. Hay que tener cuidado con las drogas, el alcohol y el sexo. La disciplina que me impusieron de joven en la iglesia me permite decirme a mí misma: "Vas demasiado lejos, Grace. Ahora ¡contrólate!". Y lo hago.
