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Lo que hoy conocemos como anchoa en conserva lo inventa Giovanni Vella Scatagliota en 1883. Y fueron los italianos quienes instauran la industria de la anchoa en la costa cantábrica a raíz de su llegada a estas costas a finales del siglo XIX. Arribaron buscando la pesca que había fallado en sus aguas y con el tiempo algunos se establecieron y echaron raíces en España. Puertos pesqueros como L'Escala (Girona) y Santoña (Cantabria), convirtieron la anchoa en su especialidad y su actividad conservera surgió al modo de los artesanos italianos. El producto que se elaboraba y comercializaba hace dos siglos era en salazón, tal y como lo solicitaba el mercado. El consumidor la limpiaba y la degustaba con un poco de mantequilla o aceite, además de otras muchas elaboraciones y salsas.