var isMobileBrowser=false;
Al fin y al cabo nuestra amistad no fue nada más que algo parecido a un cigarrillo. Se fue consumiendo, a veces porque nos la íbamos fumando y otras se consumía sola, por no darle caladas. La capamos un montón de veces, para intentar que no llegase a las letras, que quizás fue lo que más nos dolió, y luego pisamos lo poco que quedaba, apagando de esa manera, las cenizas que quedaban encendidas. Y lo que vino después, fue algo así como dejar de fumar. Intentas evitarlo con todas tus fuerzas, alejarte. Sientes esa ansiedad, sabes que es malo para ti, pero lo necesitas más y aunque te haga daño. Estuvimos a punto de recaer, pero algo hizo que nos volviésemos a alejar, y al final de todo, descubrimos, que eramos libres, que ya no teníamos el mono.