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larocuky23/09/2024
corremundos30/07/2024
mandarina198128/07/2024
Joaki-00726/07/2024
AMeiga21/07/2024
angela.6920/07/2024
gkane16/05/2024
adri13313/05/2024
Meteocuky07/05/2024
04/04/2024
Buenos días a todos!!! No puedo esta mas deacuerdo con la publicacion @maravillas10
No dejeis de leerlo😊
Dicen que no hay nada como el pasado para arruinar el presente, una máxima muy aplicable a la situación que vivimos. Parece que el verano ha supuesto una especie de agujero temporal en la linea del tiempo durante este extraño 2020. Quien más, quién menos, ha olvidado, por momentos, la “nueva normalidad”, y ha recuperado cierta alegría de vivir y esperanza en el futuro. Unos gracias al sol y a los atardeceres en la playa, otros a la paz de sus pueblos o de lugares alejados de los ecos de la pandemia..., cada uno, tratando de respirar más profundo. Ahora llega septiembre, y con él la vuelta al cole, las desconcertantes cifras de contagios y las nuevas restricciones. ¿Tendremos energía suficiente para llegar a despedir este año? ¿Cómo conseguimos hacerlo sin dejarnos la salud mental en el camino?
" La incertidumbre continuada, como la que ha generado la pandemia, es dañina porque resquebraja el sentido del futuro, un futuro al que las personas hacen referencia continuamente. Una incertidumbre como esta, que trastoca y destruye el sentido de futuro, puede provocar estrés y ansiedad que, si son continuados, puede derivar en alteraciones tanto físicas como mentales y llegar, incluso, a la depresión o perder la esperanza” ”, ha explicado el famoso psiquiatra Luis Rojas Marcos. Debemos dar la orden a nuestro cerebro de que esto es algo puntual y que se resolverá pronto, ya que nuestro sistema nervioso se colapsa cuando no se puede tener una cotidianidad”.
(Marta de Andrés)
No hay cosa peor que la incertidumbre. A las personas nos gusta movernos en la certeza aunque no sea una certeza deseada, pero saber a qué atenernos y eso, en estos momentos, es misión imposible. Parecía que todo se iba pasando, nos dijeron que saliéramos a consumir, a revitalizar la economía con precauciones y todo se descolocó, por culpa de algunos imconscientes o porque también desde arriba todo el mundo se relajó. Llegó agosto, de vacaciones y después la sorpresita de septiembre es terrorífica.
La gente está, estamos, desconcertados, sin poder hacer planes ni profesionales ni lúdicos. El futuro está en el aire y es fácil caer en el desánimo y la desesperanza. Habrá que hacer lo que dice el psiquiatra, dar orden al cerebro de que es algo temporal y que se resolverá pronto... pero no es tan fácil.
SEptiembre fue siempre el mes del final del verano, como dice la canción, y a lo más que nos enfrentábamos era a la depresión postvacacional. Nada parecido a lo de ahora. Esperaremos sentados en un banco...
Besos.