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Como ya he comentado en alguna ocasión, y perdón por la ordinariez de la cita propia, toda villa que se precie o desee ser apreciada allende sus límites debe poseer cuantas más rotondas mejor, ni te cuento el nivelazo si están encadenadas y si encima tienen estatua incomprensible e incomprendida (según el autor). Eso es el acabose, la envidia de pueblos vecinos y motivo de postal, como la que humildemente muestro hoy. ¡Muerte al minimalismo, arriba el urbanismo rococó!
27/12/2015