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Las chicas de pelo cardado con flequillo Mary Quant querían tener un novio mod porque a la hora de vestirlos se dejaban querer y no eran de esos que se quedan en la puerta sujetando el bolso cuando ella se tira horas en una boutique. Los chicos mod también eran obsesos de la moda, entraban y rebuscaban camisas entalladas o polos con cuello de cisne para las tardes de verano o la parka en invierno, ¡cómo rasca el viento corriendo en mi Vespa!. Todo empezó con The Who y los Small Faces, estos últimos ligaban menos que el Fary en Melrose Place porque eran feos y además no sabían combinar colores en su vestimenta, olían a paleto. Eran los años sesenta, proclives para este tipo de cosas. Con la llegada del punk se impuso el imperdible, el escupitajo y los pelos de colores. En definitiva, el mal gusto. Los mods se reunían en guateques clandestinos escuchando discos de la Tamla Motown a la espera de tiempos mejores, y tras la tempestad vino la supuesta calma en forma de “nueva ola” y ahí los mods volvieron a ver la luz.
“Ponte cualquier ropa mientras sea brillante. Di lo que quieras, porque es la nueva escuela de arte”
“Art school”, de The Jam
11/12/2015