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Aquí te espero, querida amiga, en tierra de nadie, intentando descubrir tus verdaderas intenciones. En ocasiones llegas a mí queriendo crear una alianza, sintiéndote cómplice, que los dos comencemos de nuevo la jugada con calma arrancando desde atrás, todo el mundo pendiente de nuestros movimientos. Es en esos momentos cuando tu presencia refuerza mi confianza en nuestro futuro en común, te dejaré ir, vigilándote desde mi posición y con el convencimiento de tu regreso. No siempre ha sido así y lo sabes. Más de una vez me atacas enfurecida, hecha un verdadero demonio capaz de complicarme la vida hasta dejarme tirado a los pies de los caballos. No te reconozco y hasta creo que tú te odias a ti misma. Entonces sólo busco zafarme de tus enredos, alejarte y alejar el peligro, con dolor, esperando el exorcismo que me devuelva a la amiga. Ni contigo ni sin ti tienen consuelo mis penas. Tienes doble cara y en esa ambigüedad me tienes atrapado.
04/06/2016