miarroba
Nunca caminarás solo

En esto que te vienes arriba y sueltas: “¡Pues yo voy a intentarlo, por probar que no quede!”, y el inexperto rey, perplejo, se deja querer. Es entonces cuando descubres la necesidad, más bien la obligación, de jugar a dos bandas porque la aritmética, muy tozuda ella, te muestra inmisericorde el camino del fracaso. Crees hallar en la ambigüedad medida la solución al laberinto en el que tú sólo te has metido por mor de tu ambición pero los demás están por otra cosa: Pablito clavó el primer clavito de tu crucifixión cuando repartió sillones y ahí te dejó solo contra los leones del Parlamento y contra los leones viejos y rancios de tu propio partido, aquellos que por la unidad de España montan un GAL sin ruborizarse. Menos mal que ese chico de la autodenominada “nueva política” con poster de Suárez en su habitación es un nostálgico de la Transición, los Pactos de la Moncloa y los Payasos de la Tele y salió al quite, prestándote sus cuarenta votos y amortiguando al menos la sensación de ridículo. Convenciste también a la diputada rubia y bajita de Coalición Canaria que representa al 0,3% del Parlamento. Algo es algo, menos da una piedra y más triste es de robar. Hoy es el día después. Has enviado un guasap a tus compis de bancada: “Toca reflexión y dar imagen de unidad. Todos y todas juntas en el camino y en la camina a Ferraz”. Y ahí está la foto: se te ve muy optimista rodeado de los tuyos, abrumado por el calor de los compañeros y compañeras que nunca faltan en los momentos más duros. La política cuando quiere puede ser un ejercicio de amor.

21/01/2016

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