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Capítulo 2: Un Giro Inesperado.
Entregó el amuleto correspondiente a la muchacha que le sonrió son alegría y Kagome dio un suspiro. Estaba cansada, pero era su deber, siendo la sacerdotisa del templo de su familia. Miró a su alrededor y ya casi atardecía, recordó que aún le faltaba materia por estudiar para la prueba del día siguiente y no pudo evitar sentirse nerviosa. Ese fin de semana, aparte de ayudar en su templo, no había hecho absolutamente nada
y cómo hacerlo, con la extendida charla de Yuca de ese inolvidable momento
- ¡No, claro que no estaba arreglado!... ¡me lo gané por mis propios méritos!
- ¿Meritos?... ¿O influencias?- Había dicho en un murmullo Eri cruzándose de brazos.
Oh, sentía envidia de ella, le era inevitable, Yuca iba a ir en un crucero con él
su estómago se encogió de sólo pensarlo
un crucero
un atardecer
solos él y ella
chocó con la puerta y su hermano que estaba cerca se echó a reír a carcajadas. Kagome sacudió la cabeza y enrojeció de vergüenza.
- ¡Qué tonta!... ¡Eso te pasa por andar en las nubes hermana!- Le gritó apuntándola con burla. La muchacha tuvo deseos de agarrarlo por el cuello pero luego se calmó y entró a la casa. Desquitarse con Souta sería una buena solución
¿para que sino servían los hermanos menores? Sonrió y movió la cabeza al entrar a su habitación. Se sentó en la cama con agobio y miró de reojo el cuaderno y los libros que la esperaban
cielos
debía estudiar rápido o sino reprobaría
- Esta bien
puedo hacerlo
puedo concentrarme- Murmuró juntando las palmas de las manos y levantándose de un brinco para sentarse frente a su pequeño escritorio. Allí estaban todas aquellas inentendibles ecuaciones que le daban dolor de cabeza-
cielos
no entiendo nada
- Gruñó tomándose la cabeza y comenzando a sentir desesperación.-
no debería dormir en clases
- Gimió dejando caer la cabeza en el cuaderno dándose de inmediato por vencida.-
Inuyasha
¿tanto quisiste a esa mujer?
En verdad estaba en un gran lío ahora. Finalmente se sentó en una escalinata y dobló las rodillas, ocultando el rostro entre ellas. Inuyasha… aquel muchacho que cantaba con tanto despecho en el corazón… tal vez estaba sufriendo por esa mujer… volvió a sonreír… y pensar que ella alguna vez se imaginó que un chico como él la conocería y se quedaría prendado de ella… qué absurdo… pero… ahh, no lo entendía… había algo en él, no era su fama ni nada de eso, había algo que la tenía así, tan… obsesionada por amarlo… ¿su mirada algo triste?... ¿o había algo más?...
- Oye… ¿eres la sacerdotisa de este templo?
Una voz ronca pero débil, casi como si estuviera hablando en voz baja la hizo levantar la cabeza algo inquieta. La persona que estaba en frente era extraña a los ojos de la muchacha, que no dudo en levantarse de un brinco mientras sacudía la falda del colegio.
- Pues… sí… - Respondió arrugando el ceño. El chico que estaba en frente de ella era alto y lucía bastante nervioso tras la
tras las oscuras gafas que llevaba. Kagome pestañeó sintiendo que su corazón comenzaba a latir fuertemente, el joven que en ese momento miraba hacia la otra esquina volteó hacia ella e hizo una mueca.
- Ahh, pues necesito comprarte un amuleto… dicen que los de este templo son efectivos…
Kagome sonrió levemente.
- Para ser sincera… - Rió luego y tragó al sentir que bajo las oscuras gafas él la miraba con seriedad.-… bueno… sígueme…
Mientras terminaba de subir las escaleras no pudo evitar sentirse inquieta… luego sonrió… noo, qué va, cómo va a ser él… se encogió de hombros y finalmente llegó a la pagoda. Entró dejando la mochila en el suelo y luego volteó para mirarlo. El muchacho ya no parecía tan nervioso, a pesar de que ahora se encontraban dentro de una pagoda él no se quitó las gafas oscuras, Kagome levantó una ceja, en realidad sí que era extraño…
- ¿Qué tipo de amuleto necesitas?- Preguntó aprovechando de estudiarlo con más calma a sus ojos. Se dio cuenta que la ropa que él vestía era demasiada para un día de calor, además llevaba una gorra negra… demasiados accesorios para alguien, pensó.
- Mmm… - Meditó desviando la mirada inquisidora que ella le daba.-… necesito… algo para estar en calma…
La muchacha sonrió.
- ¿Para el estrés?- Se volteó tomando el amuleto correspondiente y luego lo alzó en su mano.- sí… creo que lo necesitas… luces bastante nervioso…
El muchacho levantó una ceja con seriedad.
- Bueno… sí… lo estoy… - Murmuró tomando el amuleto rápidamente y guardándolo en el bolsillo de su chaqueta. Kagome vio como él sacaba una billetera de cuero negro con dos letras doradas en la esquina: I.T.- ¿Cuánto es?- Preguntó. Kagome alzó la vista nerviosa mientras se pasaba un mechón de su cabello tras la oreja.
- Ahh… no, es un regalo… ya que lo necesitas tanto…
El joven la miró impresionado. Kagome levantó la mochila del suelo y salió de la pagoda seguida de él.
- Gracias… - Murmuró él muy despacio. La muchacha le sonrió y luego volteó. Cuando llegó a la puerta de su casa volvió a voltear con curiosidad y algo de nervio. Lo vio bajar los peldaños del templo y luego desaparecer de su vista. Si se dejara llevar nuevamente por su imaginación… diría que ese muchacho… ese chico era… sacudió la cabeza riendo abiertamente. ¡Ja! Imposible, como si una persona como esa se fuera a mezclar con los pobres mortales
- Debo dejar de pensar tantas locuras… - Murmuró risueña. Aquello era imposible, impensable… debería dejar de actuar así o realmente creerían que estaría mal de la cabeza.
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Bueno… eso de ser fiesta sorpresa no era tan así, porque ya lo sospechaba. Sonrió ante el enorme pastel de chocolates y fresas que su propia y considerada madre le había preparado, sin importarle mucho que en el examen de matemáticas le había ido fatal.
Agradeció al cielo y a todos los dioses por la suerte de tener una mamá tan considerada, la envidia de sus amigas.
- ¡Vamos!... ¡Que son 17 velas!- Gritó Eri instándola a soplar de una vez, no sin antes recordarle que debía pedir un deseo. Kagome sonrió ¿un deseo? Un deseo… ¿qué deseo? Pues era más que obvio… aunque dada las circunstancias recordó que estaba casi condicional en el colegio y que debería pedir que le fuera mejor en los exámenes pero… ahhh, no, para qué… mejor pedir algo más imposible aún… mejor pedir… “conocer a Inuyasha”…
No eran muchos en la reunión. Aparte de su querida familia, sus tres amigas estaban allí compartiendo tan esperado acontecimiento. Bueno, tener 17 años era la antesala a ser mayor de edad. Sus amigas ya tenían esa edad así que sólo faltaba ella.
Los regalos llegaron de cada uno de ellos, incluso Souta, que no dudó en regalarle el primer póster de su “ídolo”. Todas las chicas gritaron cuando Kagome extendió el folio y la sexy imagen
del cantante se dejó ver.
- Es para que… en vez de darle besos a la televisión… se los des al póster- Dijo Souta con malicia. Kagome enrojeció y se abalanzó contra él.
- ¡Mentira!!... ¡Jamás le he dado besos a la pantalla de la tele!!... ¡No mientas Souta!
Y era cierto, nunca lo había hecho, pero al pequeño le gustaba molestar con aquel amor platónico e imposible. Su hermana estaba realmente loca por un tipo que ni la conocía.
- Tranquila, tranquila…- Murmuró su mamá divertida. Las demás también comenzaron a dar obsequios. Cuando le tocó el turno a Yuca, la miró con seriedad unos momentos y luego se echó una mano al bolsillo de su falda, al estirar la mano a Kagome, todas vieron con sorpresa, el boleto ganado en el concurso. Kagome pestañeó confundida y luego sonrió.
- Qué haces Yuca…
- Es para ti- Dijo ella firmemente. Eri y Ayumi dieron un grito de sorpresa sin creer lo que su otra amiga estaba haciendo.
- Ehhh… - Kagome creyó que bromeaba-… no… eso es tuyo… te lo ganaste…
- No, es para ti… sé que es tu ídolo… bueno, es el de todas pero… sinceramente… creo que no seré capaz de estar 4 días en un crucero…
- ¡QUE!??- Gritaron Ayumi y Eri mirándola como si su amiga se hubiera vuelto loca.
- Yuca… - Murmuró Kagome sin atreverse siquiera a recibir el boleto-… no… no… eso es tuyo…
- ¡Que no puedo ir!!- Gritó enfadada al final mientras todas la miraban atónitamente. La muchacha tembló y luego bajó la vista avergonzada-… no me atrevo a ir… esa es la verdad… además… papá no quiere verme involucrada en este tipo de cosas… ya saben… es político… nunca me permitiría estar tantos días fuera de casa…
Kagome la miró aun sin creer lo que estaba escuchando. La otra chica finalmente tomó la mano de Kagome y le dejó el boleto en ella.
- Esta bien… - Sonrió después dando un gran suspiro-… yo ya lo conocí… estuve con él… creo que ahora es tu turno… - La miró a los ojos-… ¿es que acaso no es lo que más quieres¿no es el deseo que pediste?
- Creí que pediría pasar de curso…- Murmuró Souta y de inmediato tuvo la mirada asesina de Kagome.
- Es que… - Kagome miró el boleto en su mano y tragó apenas. Pensó que tal vez estaba soñando otra vez y entonces se pellizcó en la mejilla con la palma de la mano. No, era real… dolorosamente real… y entonces abrió los ojos enormemente sintiendo que el corazón le saldría por la boca… o sí, su oportunidad… su gran oportunidad… al fin conocería a su ídolo… a su Inuyasha…
Continua...
asta ai llega espero k os alla gustao a kine lo aya leido T.T k no seran muxos buaaaaa
jajajaja
xao
precioso!!!
Dios mio, cuanto has escrito, todo el cuento!!
un besote inmenso y espero qe estes pasando super
cariños y amor para ti,