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Se levanta de la cama. Sábado. 12.30
¿Qué estará haciendo? Dormir segurísimo. Con lo que a Abbie le gusta salir por la noche, seguro que el día anterior llegó a su casa tardísimo y ahora está descansando. Sale de la habitación y se prepara el desayuno. Llama a uno de sus amigos para preguntarle a que hora van a quedar, entre risas y demás deciden la hora y quien de los dos llamará al resto. Cuelgan. Coge su móvil, pulsa varias veces el principio del numero de Abbie, nada, no se decide. Abre la carpeta de los sms, tiene muchos sms suyos, la mayoría diciéndole cosas bonitas, miles de tequieros, de besos, diferentes formas de demostrar cuanto le quiere, mucho amor, mucha ternura, mucha confianza. Seriamos la pareja perfecta, piensa. Y con ese pensamiento, cierra su móvil, y se viste. Vaqueros y camiseta. Y sale de casa. No ha dado ni dos pasos y ya se encuentra a sus tres amigos charlando en dirección a su casa.
-¿Pero no habíamos quedado en....?
-ya tio no te que quejes, para una vez que no llegamos media hora tarde...
-¡No jodas!¿Cómo voy a quejarme?
Se saludan. Hay mucha confianza entre ellos. Muchas veces piensa que no sabría que hacer sin ellos.
-Una de cerveceo ¿no?
-Si si tio perfecto.
Y los cuatro entran en el primer bar que ven. Se sientan. Charlan. Ríen y comentan. Pero Nathan no puede dejar de pensar en ella. No puede dejar de pensar en cuanto la echa de menos, quizás mas que ningún otro día y sin pensárselo, le manda un sms.
"te quiero."