Tú, puedes elegir como quieres tu destino,
pudiendo disponer las piedras del camino,
puedes trenzar las sendas de modo genuino,
o puedes dejar que estos sean clandestinos.
Pero si dejas que las cenizas se enfríen
enterrando el corazón con gran tristeza,
maldecirás el momento con desesperación
no siendo capaz a ver el día que empieza.
Eres amo y señor de esos tus sueños,
eres el eterno dueño de tus silencios,
más eres esclavo de las mil palabras,
que creyendo ciertas, crearon mil vacíos.
Tú que tienes el poder entre tus manos
de formar los sentidos de tu mente,
no dejes de buscar que sea tu sino,
tan claro como el agua de la fuente.
Y si acaso te fuese el destino esquivo,
no dudes nunca ni un momento
que se pasa del llanto a la sonrisa
como la brisa se transforma en viento.
