Bajan los Ángles del Cielo
cantando sus alabanzas,
a este Jesús Nazareno,
Rey del mundo entero,
¡Ay, Virgen de la Soledad!
lágrimas vas derramando
detrás de tu hijo amado
la mañana del Viernes Santo
¡Ay, Virgen de la Soledad!
qué sabor tan amargo
ver a tu hijo en la cruz,
en la cruz, crucificado.
En tus ojos la tristeza
entre suspiros y anhelos,
cuando miras a tu hijo
hasta se estremece el Cielo,
¡Qué dolor tan profundo!
¡Qué puñal te han clavado!
¡Ay Virgen qué silencio,
qué sabor tan amargo!
Francisco Espejo Álvarez
Virgen de la Soledad. Bello poema, nos muestra el poeta la tristeza que siente en un mundo conflictivo, donde no importa nada más que la avaricia, el ego personalel y dinero. Nada de amor, paz o felicidad estamos tan confundidos y apenados por el mal que nos hacemos los unos a los otros y se pierde la esperanza. " Que pena"
