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No hay visión más sustancial que la propia consecución de la vida, es decir que optamos por vivir el momento, porque a partir del mismo alcanzamos la transformación interior.
Si mente y cuerpo funcionan de forma distinta, las sensaciones no se concretan y no se puede avanzar. De ahí que resulte especialmente lograda su actitud de armonía con el entorno bien sea este urbano o rural en toda su extensión, entendido como bosque ideal en el que situarse bajo un árbol de belleza contrastada.