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Y recuerdo la primera vez que te miré a la cara. ¿Quién puede aguantarte la mirada? Escalofríos recorrían mi alma. Porque lo intuía, porque lo presentía. Porque eras tú, la Madre de Dios y yo estaba frente a ti. La que ríe, la que llora. Todo estaba en silencio. Y sin embargo, se podían escuchar leves murmullos. Era lo mismo de siempre. Lo que te rodea. Eran las mismas gentes. Eran las mismas promesas. Era la misma fe. Los mismos sentimientos. Las mismas ilusiones. Las mismas lágrimas. Era alegría. Era regocijo. Era reflexión. Era oración. En tu basílica se respira ESPERANZA. Y lo pude comprobar. Y me enamoraste.
Y llegó la Madrugá. Y te acompañé. Te seguí. Siempre hablándote. Y me estremecía la alegría de la gente que como yo, te seguía. ESPERANZA. Las calles huelen a ESPERANZA.
Niña guapa de San Gil. Reina Soberana. Madre de Dios.
ESPERANZA MACARENA. No hay que decir más.
Es cierto, es una mirada desgarradora, que golpea fuerte en el alma!!..., qué comiences bien tu semana, cariños
Ella es la Madre de Dios...
saludos