UN CUENTO

HADA: -No vuelvas a hacerlo, no vuelvas a dejarme nunca.

HADA: -Necesito tu sombra bajo mis pies, aunque vueles alto, deja tu sombra aquí, ella abraza y me recuerda a tí.

HADA: -No quiero rodar en el tiempo sin tu espalda cerca para chocar mis errores en aleteos, sin tus ojos observando como el reloj de arena me deja los labios llenos de barro, las manos llenas de barro, el corazón lleno de barro.

HADA: -¿Quién me descifra si tú no estás, quién me sueña, quién me despertará cuando la lluvia haga naufragar mi paciencia entre sueño y pesadilla, quién me acurrucará en su pecho de dragón si no estás?

HADA: -¿Dónde guardo las alas al dormir si no es entre tus garras, quién defenderá mi cuerpo cuando ni yo misma me reconozca, desnuda, sin alas?

HADA: -¿Cómo alejo a las brujas, a los duendes, a la serpiente, al buho y a la mofeta gris si no estás tú detrás sonriendo, apoyando mi debilidad engrandecida con tu presencia?

HADA: -¿Quién quemará mi pasión si no es tu fuego, quién dará vida a mi muerte cuando la luna llorona se despida hasta el día en que la noche nace, quién susurrará mentiras al sol para que se vaya antes a dormir?

HADA: -¿Por qué no dejas de jugar conmigo y te quedas?

DRAGÓN: ¿Has terminado?

HADA: -Sí

DRAGÓN: -Devuélveme mi sombra, mi espalda, mis ojos, mi pecho de dragón, mis garras, mi valor, mi sonrisa, mi fuego, mi voz, mis alas, y volveré a soñar contigo.

HADA: -Tuyos son.



Dicen que las estrellas fugaces son hadas caprichosas que vuelan detrás del dragón que una vez perdieron. Si pides un deseo y cierras los ojos, podrás ver al dragón sonreir.
Está historia la leí hace tiempo y me gustó, desconozco su autor.