Con los BrazoS AbiertoS

Ironía y sonrisa, a tres centímetros:
el primero hace brecha incierta
al segundo que es el tiempo que tarda
llegar a la tercera vencida.

Melodía y viento, inherentes al momento:
queriendo más de los buenos, despacito
para dar tono a esa sonoridad,
música que se desprende de la piel.

Espíritu y disparate, fascinan la partida:
en montones iban, muchos años con sus siglos
cuando nadie cerca había pensado en esto
de juntar alma e insensatez adrede.

Ignorancia y alegría, dos rumores agarrados:
y quizás de las manos, quién sabe aquí
que no esté contento de verlos pasar
sin preguntar para echarse a reír.

Impaciencia y alivio, en grandes dosis:
sin que nada quede, para no hablar de la vida.
Con los brazos bien abiertos...
el humilde admitir en un verso más largo.

Con nada y sin todo, el final perfecto:
poco aguante y mucho peso, para decir
que no se habla en tercera persona,
si tan sólo se habla de ella, el alma.