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Antiguo Testamento
En Su Gracia
El amor es el meollo de todas las Escrituras, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo. No obstante, para muchas personas resulta sorprendente que sea en el Antiguo Testamento donde primeramente se nos manda:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Es también en el Antiguo Testamento donde encontramos las palabras de Moisés, quien enlazó los conceptos del amor y la obediencia a Dios:
Todos y cada uno de los mandamientos de Dios son para nuestro propio bien. ¿Nos damos cuenta de que en el pasaje que acabamos de citar, obedecer los mandamientos de Dios y profesar amor están irrevocablemente ligados ante los ojos de Dios? Esto es porque sus mandamientos definen el amor que es la base de todas las relaciones verdaderamente buenas y correctas.
El amor simplemente resume el propósito de los Diez Mandamientos. El apóstol Pablo lo explicó de esta manera:
El amor de Dios por la humanidad
El trato recíproco que Dios ha querido tener con el hombre desde que lo creó, siempre ha sido motivado por su amor por nosotros.
Dios quiere que vivamos para siempre, que heredemos la vida en su plenitud. Pero antes, tenemos que aprender cómo amarlo a él por encima de todo lo demás; también tenemos que aprender cómo llevarnos unos con otros, cómo amar a nuestros semejantes. Sin amor y respeto, es imposible tener paz y armonía. Si Dios nos diera la vida eterna sin antes enseñarnos cómo amarnos unos a otros, estaría condenándonos a vivir en conflictos y caos para siempre. Es por eso que el amor —el verdadero amor de Dios— es tan importante.
Dios no permitirá que llevemos a la eternidad los resentimientos, celos, hostilidades y deseos egoístas de nuestra mente carnal. Tendremos que aprender el verdadero significado del amor o sencillamente no podremos recibir la vida plena.
Así que volvamos a la pregunta: ¿Qué es el amor? El apóstol Pablo nos la responde de esta manera:
“El cumplimiento de la ley es el amor”
Y en 2 Juan 6 podemos leer esta definición:
“Este es el amor, que andemos según sus mandamientos”
Otro de los escritores de la Biblia nos muestra de manera muy clara que la ley real del amor incluye específicamente los Diez Mandamientos: