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Ante una invitación del Club de Abuelos de Rafael Peraza, gustosamente accedimos a bailar TANGO para el público (aunque ya teníamos claro que debíamos disfrutarlo nosotros para que también lo hicieran quienes nos veían).
Si no disfrutas lo que haces hay dos cosas incambiables: 1- no agradará a quienes miren lo hecho por ti y 2- no eres un artista en ese aspecto.
El artista disfruta su creación.
Bailar es un arte (donde sea).
Tu arte lucirá mejor cuanto más herramienas y técnicas dispongas, pero siempre lo más importante será tu sensibilidad.