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Sin duda Lisboa es una ciudad llena de cuestas, y para facilitarle la vida a los lisboetas de principios del siglo XX se instaló este elevador que comunica La Baixa con el Chiado.
Tras más de un siglo, el elevador sigue funcionando y hoy se ha convertido en uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad, una parada imprescindible que te llevará desde la Calle Santa Justa hasta la Plaza do Carmo, a la que accederás a través de una pasarela.
Fue diseñado por el ingeniero Raoul Mesnier de Ponsard en estilo neogótico y se puso en marcha en 1902, al principio sus dos ascensores funcionaban impulsados por una máquina de vapor pero en 1907 se sustituyeron los antiguos motores por unos eléctricos más modernos. Para su construcción se emplearon las mismas técnicas que en la Torre Eifel de París.
Cuando llegues arriba, y antes de adentrarte en el Chiado, te recomiendo que subas a la última planta, a través de la estrecha escalera de caracol. Una vez en lo alto tendrás unas magníficas vistas de Lisboa mientras tomas un café.
Por cierto, el elevador estuvo a punto de ser destruido en el incendio que asoló el Barrio del Chiado el 25 de agosto de 1988, pero que afortunadamente se extinguió a sus puertas.