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El niño con cara de pillo ejerce de monaguillo,
silencioso, divertido, disimula con un guiño
el cántico disonante mientras pasa el cepillo.
Pobre limosna de beatas sin más pecadillo
que una envidia o una sisa en el mercadillo
El niño ahora del cura lazarillo guarda en su bolsillo
el taco de cromos y un bocadillo de membrillo.
Cuando el cura en la Eucaristía se acerca al pasillo
el niño con cara de pillo resopla: “¡qué pestiño,
Yo aquí de monaguillo y en el patio un partidillo!”
29/01/2016
Que bueno ¡¡¡¡¡
Me ha encantado.
Un abrazo.