Chupacabras 1973 De: Iván Romero Dibujos: René Torres
El escape
Escapar por el sur de Chuqui, era la única alternativa. En aquella dirección sólo estaba la quebrada, el corte de la mina, quizás 66 metros de altura lo alejaba de la muerte.
Cada compañero tomo su propia salida en su huida. Él bajó a pie esa pendiente, le llamaban la Mina Exótica.
Con el sol tostando su rostro. El viento soplaba con fuerza y levantaba una fina piedrecilla que golpea sin cesar el rostro de Guillermo. Su calzado de seguridad comenzaba a rasgarse al roce de las afiladas piedras y la sequedad propia del desierto de Atacama. La inestabilidad del terreno, lo hacía perder el equilibrio hiriendo sus manos al caer y al apoyarse en el material estéril de la mina. Mientras seguía bajando por el botadero de la mina, en su mente las interrogantes: ¿Cómo se llegó a un golpe de estado? ¿Quiénes son los traidores? Todo terminó… ahora los momios, joderán al chicho. Meditaba.
Ahora, vivir en la clandestinidad y salir del país, era lo evidente. Quemar su credencial del partido comunista y el listado de compañeros del partido de Chuquicamata y Calama, eso era perentorio. Los «milicos», pensaba Guillermo, no deben llegar a conocer los nombres de los correligionarios. Aunque, reflexionaba: «no faltará el hocicón que los delatará, uno a uno».
Guillermo es secretario del partido. Él nunca quiso abusar de esa condición, pero conocía camaradas que se excedían en sus atribuciones para fines particulares. El mercado negro, el gran fantasma de la corrupción del desabastecimiento sistemático que existía en el país, se hizo presente, producto de millonarios sobornos por parte de la C.I.A. a la Asociación de dueños de camiones de Chile. La oposición acapara productos y así, largas filas comienzan a decorar con tonalidades de desesperanza y dignidad, las calles de los barrios y poblaciones más modestas de Chile.
La única forma de poder adquirir productos de primera necesidad, era con la afamada tarjeta de la JAP, la que controla a través de un humillante sistema, cuánto y qué comprar para tu familia cada semana. Para obtenerla debes ser parte de los simpatizantes de la U.P. con firma y número de socio del Partido Comunista. Momios y upelientos, actúan con similitud, sin ética, a la mala, si es posible para tener algo que comer al día siguiente. Mientras tanto, personalidades políticas y con influencia económica, cuentan con todo en sus hogares. Escasez no existe para ellos. Lo que se vive es un gran boicot al sistema de gobierno de la U.P.
Acaparar y vender al triple del valor, en el mercado ilícito, se hizo costumbre en el comercio establecido. Acopiar lo máximo en mercadería, era la orden del día. Si veías una fila de personas, a formar parte de ella inmediatamente, de seguro era para comprar algo bueno, barato y escaso. Así se hizo común, largas filas para comprar pan, azúcar, leche, etc, etc, etc.
Los precios son regulados por el estado. Conveniente para evitar las alzas. Pero existe muy poca producción de lo requiere el país. Las personas tienen mucho dinero en sus bolsillos y no pueden comprar casi nada por la escasez existente. El boicot por parte del empresariado chileno y los EEUU, logra sus objetivos: desestabilizar peligrosamente aún más, el gobierno de Allende.
-Lo injusto viene del proceder de las personas, no del ideal, cavilaba Guillermo.
