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“Todas las relaciones tienen conflictos, pero los niños que crecieron en ambientes donde los cuidadores siempre estaban discutiendo, o que evitaron cualquier tipo de conflicto, a menudo no aprenden las habilidades necesarias para tener una comunicación productiva y saludable”, expresó.
“Esto incluye formas saludables y productivas de navegar y manejar el conflicto”, añadió.
“Como se mencionó anteriormente, cuando no aprendemos cómo tener un manejo productivo y saludable del conflicto, tampoco sabemos cómo reparar una relación después del inevitable conflicto que sucede en las relaciones de pareja”, dijo la terapeuta.
Para ello, esto se puede manifestar en “fingir que nada sucedió, no saber cuándo o cómo ceder en un tema, o hacer ley del hielo”.
“En este caso, ocurre por el temor de que te vuelvan a lastimar, a estar solo o incluso a tratar de demostrar que eres digno del amor y el afecto que no recibiste en la infancia”, sentenció Gillis.
“Con cada nueva pareja vienen nuevas esperanzas para confirmar que eres digno del amor y la sociedad que te estás perdiendo”, agregó.
“Este caso ocurre cuando los cuidadores que no eran confiables o te abandonaron, dejándote desconfiado de quienes dicen cuidarte”, ejemplificó.
“Si temes que los demás te hagan daño como lo hicieron tus cuidadores, puedes sentirte más seguro evitando sentar cabeza, ya que te da la libertad de dejar la relación cuando sea necesario”
“Esta es una respuesta traumática que proviene de la creencia de que debemos hacer lo mejor con lo que tenemos, o incluso del miedo de que no podemos hacerlo mejor”, aseguró la profesional.
“Los niños son impotentes para cambiar quiénes son sus cuidadores, por lo que aprenden a tratar de arreglárselas con lo que tienen”.
Entonces, “como adultos, es común que este patrón se traslade a nuestras relaciones, lo que hace que deseemos cambios dentro de nuestra pareja para calmar nuestros propios miedos a las relaciones”.
“Si podemos ‘arreglar’ a la persona y convertirla en una mejor pareja, de alguna manera podemos probarnos a nosotros mismos que somos dignos y capaces de tener una relación exitosa”.
Pero, ¿cómo se puede cambiar este comportamiento? Gillis aseguró que si bien la autorreflexión es esencial, la terapia puede ayudar con el proceso, ya que puede hacerte responsable, así como ayudarte con los sentimientos que surgen en el camino.
“Muchas personas encuentran apoyo de otras formas, como llevar un diario, apoyo grupal, espiritualidad y otras formas de apoyo y autorreflexión. Hacer el trabajo para desaprender comportamientos disfuncionales es esencial para el crecimiento interpersonal”, finalizó.