La imaginería en la Semana Santa de Cartagena

La imaginería fue siempre cuestión controvertida en el cristianismo, habida cuenta de sus raices judaicas donde las imágenes están proscritas. El II Concilio de Nicea del año 787 defendió su legitimidad. "El honor de la imagen se dirige al original" se establecen los términos de latría dulía e hiperdulía. En el año 869 en el Concilio de Constantinopla se vuelve a justificar las imágenes en el culto cristiano, pues se las consideró como "La Biblia de los pobres".

Ya en el siglo XVI, el Concilio de Trento vuelve nuevamente a ratificar esta doctrina sobre las imágenes, frente a la prohibición de la reforma luterana. Y es en este contexto donde nacen las cofradías pasionarias. La más antigua de las actuales de cofradías de Cartagena es la cofradía Marraja, cuyo origen no está determinado por pérdida de toda la documentación, pero debe situarse a finales del siglo XVI o principios del XVII. Sin embargo, en sus orígenes, basaba sus cortejos pasionarios en una transposición urbana de los dramas sacros, la representación del Encuentro en la calle de la Amargura y el paso del Desenclavamiento y Entierro de Cristo. De ahí que su imaginería estuviese compuesta por imágenes de vestir aisladas, con las que interactuaba el pueblo devoto en la representación anual de la Pasión.

Sin embargo con el Barroco, la imaginería cobra una nueva dimensión e importancia. La Cofradía California, que nace en el siglo XVIII, adquiere distintas imágenes y grupos escultóricos de Salzillo y Roque López, lo que estimularía a los marrajos a valorar la importancia de las imágenes. 

Sin embargo, en 1936 el rico patrimonio imaginero de las cofradías de Cartagena desapareció casi por completo. A patir de 1939, las cofradías invirtieron toda su energía en reponer este patrimonio. Mientras los marrajos recurren a José Capuz, los californios lo hacen con Mariano Benlliure. Igualmente destacados escultores del siglo XX como José Sánchez Lozano,Federico Coullaut-Valera, Juan González Moreno, Juan García Talens y otros, permitieron a las cofradías cartageneras disponer de un importante patrimonio.

Actualmente es el escultor José Antonio Hernández Navarro (Los Ramos-Murcia 1954), quien ha trabajado para todas las cofradías de Cartagena y muy especialmente para los californios. Y no solo en Cartagena, también en la ciudad de Murcia y otras localidades de la región y de fuera la región, las cofradías pasionarias acuden a él para cofiarle sus nuevas tallas.

Particularmente tuve la fortuna, hace escasas fechas, de visitar su taller en la Vereda del Chocolate de Los Ramos, con un grupo de amigos del IMAS de Cartagena. Una enriquecedora visita, de la que da fe la foto junto al escultor, que preside este comentario.