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Corría el año 1862, cuando el danés Hans Christian Andersen, en su periplo por tierras españolas, visitó Cartagena. Se hospedó en la Fonda Francesa, en la calle del Cañón. Sus anfitriones se afanaron en mostrarle la ciudad y como guinda de su visita, embarcó en el vapor "Non Plus Ultra" desde el que pudo gozar "del panorama de Cartagena y sus montañas peladas como cráteres".
Y fue entonces cuando la divisó. Descansando sobre un promontorio de la rocosa costa, estaba ella, la Sirenita. Con su diadema de flores y su collar de relucientes chapinas. Se sabe desde entonces que la Sirenita habita en nuestra costa, aunque para verla y reconocerla, es preciso ser de noble mirada y mente soñadora.
Así llegamos a nuestros días, en este otoño de 2024. No son veleros, sino humildes pateras, las que cruzan desde el continente afrincano a nuestras costas. Y lo hacen a decenas anticipándose a la llegada del frío invierno. En ellas laten los corazones de hombres, mujeres y niños, que solo aspiran a tener una oportunidad de futuro.
Pero la mar, que puede mostrarse calma y acogedora, también se muestra encrespada y amenzadora. Aquel día, cuando nuestra Sirenita asomó su cabeza sobre la superficie del agua, lo que para ella iba a ser un agradable paseo, para los hombres pintaba tragedia. Acudió presurosa hacia alguien a quien las olas habían proyectado desde la patera. No era el príncipe de su cuento, sino un joven, casi un niño, de tez cetrina. Depositó un beso en su hermosa y despejada frente y le apartó el cabello empapado; entonces le encontró parecido a la estatuilla de mármol de su jardín submarino y volvió a besarlo, deseosa de que reviviese. El chico abrió sus grandes y asustados ojos, mirándola con expresión suplicante. Amorosamente lo asió con fuerza y se acercó con él a la orilla, dejándolo sobre la gruesa arena de Cala Cortina.
Y esperó, a prudente distancia, hasta que un pequeño grupo de personas, con una cruz roja en sus petos, acudieron para atenderle.
Texto propio: Trabajo de Creatividad Literaria para Bazar de Letras, de la Universidad Popular de Cartagena.
Imagen de internet: Puerto de Cartagena, Siglo XIX
Qué bonita historia la que nos regalas , llena de magia. imaginación y sensibilidad. Bien puediera haber sido verdad.
Un fuerte abrazo y muy buenas noches.
Preciosa historia .Te felicito pues veo que el texto es tuyo.
Maravilloso.
Tengo fotos con la Sirenita. La historia me ha gustado. Gracias.
gkaneAyer a las 21:55
maravillas10Ayer a las 21:11
Joaki-00712/06/2025
larocuky08/06/2025
violemivi05/06/2025