Los conflictos olvidados.

La división norte-sur sigue siendo una patente realidad en nuestro mundo de hoy. De ahí el drama humano de la emigración que no cesa hacia Europa o Norteamérica.

Seguramente pocos de nosotros seríamos capaces de localizar en un mapa de África un país como Burkina-Faso. Este país, llamado antaño Alto Volta, con una población superior a los 20.000.000 de habitantes, obtuvo su independencia de Francia en 1960 y desde entonces no ha conocido ningún periodo de estabilidad, paz y desarrollo. Los gobiernos han ido cambiando por sucesivos golpes de Estado.

Actualmente está gobernado por Roch Marc Christian Kaboré, un mandatario civil educado en la Universidad de Borgoña y fundador del partido Movimiento del Pueblo para el progreso (MPP), quien no ha logrado controlar las disfunciones del Ejército y ha de enfrentarse al grave problema de los ataques guerrilleros tanto de la filial de Al Qaeda como del Estado Islámico, que han recrudecido su actividad desde 2015. Esta situación ha contribuido también a incrementar la violencia interétnica y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado en los últimos meses a "voluntarios" para que ayuden en la lucha antiterrorista.

En resumen un conflicto olvidado en un país olvidado, del que apenas encontraremos información en prensa, que solo sabe destacar la última ocurrencia del político de turno para meter el dedo en el ojo de ese otro político del partido rival.

Imagen: Olympia de Maismont (AFP). Tumbas para los soldados burkineses muertos en el ataque a un campamento de la gendarmería en Inata, el pasado domingo día 14 de noviembre.