Naturaleza en el Camino.

Quienes llegamos al Camino desde las resecas tierras del sureste peninsular, encontramos un paisaje natural lleno de vida y contrastes. Montañas, ríos, bosques, valles y costas aparecen ante la vista del peregrino con toda su exuberancia. En Galicia, te aguardan grandes prados verdes con el ganado pastando, arboledas de robles y castaños o montes como los de los Ancares y O Courel. Muy importantes son áreas como el Valle del Rio Ulla o la comarca natural de Tierra de Melide.

Culminada la peregrinación en Santiago de Compostela el peregrino aún puede dirigirse hasta Finisterre y Costa de la Muerte: la última gran comarca natural, fin del mundo conocido y verdadero faro de los peregrinos. Sus habitantes luchan por la declaración del mítico conjunto del Monte Pindo como espacio natural.

Pero para quienes iniciaron el Camino en Roncesvalles, incluso puede merecer la pena hacer un alto en el viaje y desviarse un poco de la ruta para descubrir parajes tan singulares como el Señorío de Bértiz en Navarra, los Picos de Europa en Asturias o las cuevas de Ojo Guareña en Burgos, entre otros parajes naturales de singular importancia.

Imagen de mi autoría: Rio Parga a su paso por Baamonde. Cerca podemos encontrar una playa fluvial al lado de un molino y una presa que hace de piscina natural para los bañistas.