Naufragio del Reina Regente

Ocurrió tal día como hoy, un 10 de Marzo de 1895, hace exactamente 125 años: el naufragio del crucero "Reina Regente" durante la travesía entre Tánger y Cádiz, falleciendo la totalidad de su dotación de 412 hombres.

Construido en Inglaterra por la firma «James and George Thompson» de Clydebank, bajo la dirección técnica del ingeniero naval británico Sir Nathan Barnaby, resultó ser un buque de elegante línea, pero muy poco marinero. Botado el 24 de febrero de 1887, debía servir como modelo para la construcción de dos cruceros en los arsenales españoles: el «Lepanto» y el «Alfonso XIII».

El 9 de marzo de 1895 a las once y media de la mañana, zarpaba de Cádiz el «Regente», comandado por el cartagenero y capitán de navío don Francisco Sanz de Andino Martí, llevando a bordo la embajada del Sultán de Marruecos, que arribó a Tánger al anochecer. A las 10 de la mañana del día siguiente, domingo 10, salió el crucero del muelle tingitano, con cielo cerrado y la intención de regresar a Cádiz para que la dotación asistiera a la botadura del también crucero «Carlos V». A las 14 horas el viento era huracanado, con frecuentes chubascos y marejada que los testigos calificaron de espantosa. Desde la costa africana ya no podía divisarse el buque que, sin embargo, fue visto por los mercantes «Mayfield» y «Matheus», que al igual que él luchaban contra el durísimo temporal de vientos y enorme oleaje.

El «Regente» no alcanzaría nunca el puerto gaditano. Probablemente, la falta de estabilidad longitudinal, hizo que en el centro del espantoso ciclón el barco «se pasase por ojo» -según expresión marinera- tras encapillar sucesivamente varios golpes de mar, arrastrando consigo a toda la dotación. En los días siguientes fueron encontrados en las playas de Algeciras, Tarifa, Estepona, Conil y otras próximas, varios restos, como trozos de cubierta, salvavidas, una metopa con la letra «R», dos banderitas de mano, un trozo de vaina de bandera con el nombre del barco, un remo, etc.

No obstante, apareció un único superviviente: un magnífico perro terranova, que subido a un enjaretado del crucero, fue recogido por un barco inglés, que lo adoptó como mascota. Al fondear frente a Sanlúcar de Barrameda, el animal sintió la cercanía de su casa y arrojándose al agua ganó rápidamente la cercana orilla, desde donde corrió hacia la casa de los padres de su dueño.

Imagen: Óleo de Wssell de Guimbarda, "Naufragio del Reina Regente", conservado en la Galería del Palacio Consistorial de Cartagena. Un pergamino recuerda los nombres de los numerosos cartageneros que formaban parte de la dotación del crucero en aquella trágica travesía.