Yo también creo en los Reyes Magos

Nunca he dejado de creer en la magia de los Reyes Magos. ¿Cómo no creer en ellos cuando la ilusión que despiertan es tan notable?. Basta acercarnos a esa cabalgata que hoy, día 5, recorre nuestras calles y observar el rostro de los niños. Yo me recuerdo de niño sacando lustre a mis zapatos, que a la mañana siguiente aparecian llenos de caramelos con esos regalos soñados a su alrededor.

Pero más allá de los obsequios materiales, los Reyes Magos nos enseñan valores importantes. Nos enseñan a soñar, a creer en la magia y a tener esperanza en un mundo mejor. Nos enseñan que, a pesar de las dificultades, siempre hay un rayo de luz. Nos enseñan que existen la Fe y la Esperanza. Nos enseñan que el Amor que irradia el Niño del pesebre es un Amor universal.

El Evangelio de Mateo solo menciona a "unos magos de Oriente". Algún tiempo después los textos apócrifos irían rellenando estas ausencias de conocimiento hasta perfilar esa imagen predominante que establece que fueron tres, de nombres Melchor, Gaspar y Baltasar y que le llevaron oro, simbolizando su majestad, incienso por su divinidad y mirra por su condición humana que le llevaría a sufrir una muerte de cruz (recordemos que la mirra se utilizaba para perfumar los cuerpos de los muertos antes de sepultarlos) 

Yo ya estoy echando crema a mis zapatos, porque la ilusión no caduca.

Imagen: Adoración de los Reyes Magos de Mateo Gilarte (siglo XVII). Museo de Arte de Gerona (Depósito del Museo del Prado)