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En la actualidad las cartas personales se han vuelto un objeto de museo, han caído en desuso por completo, y ahora la única correspondencia que recibimos en nuestro buzón tradicional son algunos estados de cuenta, facturas de servicios o publicidad.
Con eso del Internet, las PC, los teléfonos celulares, y las aplicaciones como el WhatsApp, o las redes sociales, como el Facebook y Twitter, que promueven una comunicación a través de mensajes breves, las cosas han cambiado mucho; Sin embargo, déjenme contarles que a mí me toco escribir y recibir lindas cartas, y que aún conservo muchas de ellas como si fueran un tesoro.
Para ilustrar esta nota he elegido una tierna carta de un padre a su hija, extraída del libro titulado "En un Lugar de África" de Stefanie Zweig, una interesante novela autobiográfica, ambientada en los años 30-40, durante el Holocausto en Alemania, cuando un familia huye rumbo a Kenia en busca de una nueva oportunidad.
Rongai, 4 de abril de 1938
Querida Regina:
Hoy vas a recibir tu propia carta, pues tu papá está muy contento porque pronto volverá a verte. Ahora debes ser especialmente buena, rezar todas las noches y ayudar a mamá en lo que puedas. Estoy seguro de que te gustará la granja en la que vamos a vivir los tres. Hay muchos niños. Sólo tendrás que aprender su lengua para poder jugar con ellos.
Aquí brilla el sol todos los días. De los huevos salen unos pollitos preciosos, pequeñitos. Desde que estoy en este lugar también han nacido dos terneros. Pero has de saber una cosa: en África sólo dejan entrar a niños que no les tengan miedo a los perros. Así que practica para ser valiente. El valor es más importante en la vida que el chocolate.
Te envío tantos besos como caben en tu cara. Dale algunos a mamá, a la abuela y a la tía Käte.
Tu papá