var isMobileBrowser=false;
Las acuarelas de Ivonne Tejerina exhiben bodegones mínimos, evocando el poder de la aguada en un entorno sutil y sensual, en el que los objetos de cristal, jarrones, copas y fruteros predominan, mostrando frutas, zumos de fruta y pétalos de flores como nota de color.
La evocación de lo sugerido manda en el complejo sentimiento de que lo que presenta es sugerente porque es bello y la belleza descansa en los recovecos de los detalles del alma. Así, alma, determinación cromática, desarrollo compositivo y espacio se funden en un discurso que huele a música perfumada de las fragancias cromáticas.
Las acuarelas de Ivonne Tejerina exhiben bodegones mínimos, evocando el poder de la aguada en un entorno sutil y sensual, en el que los objetos de cristal, jarrones, copas y fruteros predominan, mostrando frutas, zumos de fruta y pétalos de flores como nota de color.
La evocación de lo sugerido manda en el complejo sentimiento de que lo que presenta es sugerente porque es bello y la belleza descansa en los recovecos de los detalles del alma. Así, alma, determinación cromática, desarrollo compositivo y espacio se funden en un discurso que huele a música perfumada de las fragancias cromáticas.
Las acuarelas de Ivonne Tejerina exhiben bodegones mínimos, evocando el poder de la aguada en un entorno sutil y sensual, en el que los objetos de cristal, jarrones, copas y fruteros predominan, mostrando frutas, zumos de fruta y pétalos de flores como nota de color.
La evocación de lo sugerido manda en el complejo sentimiento de que lo que presenta es sugerente porque es bello y la belleza descansa en los recovecos de los detalles del alma. Así, alma, determinación cromática, desarrollo compositivo y espacio se funden en un discurso que huele a música perfumada de las fragancias cromáticas.
Las acuarelas de Ivonne Tejerina exhiben bodegones mínimos, evocando el poder de la aguada en un entorno sutil y sensual, en el que los objetos de cristal, jarrones, copas y fruteros predominan, mostrando frutas, zumos de fruta y pétalos de flores como nota de color.
La evocación de lo sugerido manda en el complejo sentimiento de que lo que presenta es sugerente porque es bello y la belleza descansa en los recovecos de los detalles del alma. Así, alma, determinación cromática, desarrollo compositivo y espacio se funden en un discurso que huele a música perfumada de las fragancias cromáticas.
No hay visión más sustancial que la propia consecución de la vida, es decir que optamos por vivir el momento, porque a partir del mismo alcanzamos la transformación interior.
Si mente y cuerpo funcionan de forma distinta, las sensaciones no se concretan y no se puede avanzar. De ahí que resulte especialmente lograda su actitud de armonía con el entorno bien sea este urbano o rural en toda su extensión, entendido como bosque ideal en el que situarse bajo un árbol de belleza contrastada.