Aunque la mayoría de las setas no son tóxicas o no tienen interés culinario, existen unas pocas mortales incluso consumiendo un solo ejemplar. Una de ellas, la más peligrosa dada su abundancia y su toxicidad es la amanita phalloides. Tanto es así que algunos creemos que debería de incluirse su identificación dentro del programa escolar de los niños pequeños, ya que por si sola es causante del 90% de las muertes anuales en Europa por ingestión de setas, bastando para ello con un solo ejemplar. La toxina, fuertemente hepatotóxica, resiste cualquier modo de preparación, y la confusión habitual es con champiñones, russula virescens y otras setas blancas de láminas. Las características no siempre son evidentes. El famoso anillo en los ejemplares adultos puede desaparecer o reducirse a restos.
En la foto vemos el hongo en diferentes estadíos desde huevo a seta.
El consumo en la fase de huevo es igualmente mortal.