La burla es como la venganza...

Muchas veces en nuestro caminar, nos encontramos con todo tipo de personas; en muchos casos, juzgamos por cómo se ven o por cómo se expresan, por cómo escriben y hasta por los defectos físicos que tengan. Ninguno de nosotros, somos quienes para juzgar; no fuimos creados para decidir la vida ajena ni para señalar a los demás por lo que hagan, por lo que piensen o por lo que sientan; es nuestra vida, y ni siquiera es totalmente nuestra.
Somos seres humanos y tendemos a quedarnos mirando, inconscientemente, aquello que, pensamos que se sale "de lo común", y no necesariamente lo común, sino aquello a lo que no estamos acostumbrados; pero si las cosas se quedaran en una simple mirada, no sería tan grave la situación, sino que además murmuramos sobre ello, sin tal vez pensar en lo que hay detrás de cada una de esas personas, que por no conocerle, le juzgamos hasta con el pensamiento.
Si vas por la calle y ves a alguien con algún defecto, en lugar de criticarle o mofarte de esa persona, busca en tu corazón, de qué forma puedes ayudarle; ¿Acaso no es suficiente para esa persona el haber aprendido a aceptarse a sí mismo con sus limitaciones; a seguir adelante a pesar de saber que está sujeta a la crítica absurda de los demás... ?
¡Piensa, piensa, piensa... !!!
Esos seres con limitaciones, tienen más fuerza que nosotros los que tenemos salud física, pues su interior les ha dado la fortaleza necesaria para salir adelante y no caer en la auto-compasión... o en sentirse víctimas; estas personas son totalmente dignas de nuestro respeto y más aun, de nuestra admiración, de nuestro apoyo. No te mofes del gago ni del tuerto ni del vizco ni del cojo; no te rías del ciego ni del sordo ni del anciano que por sus años ya no tiene la habilidad de captar las cosas con la rapidez que quisiera, no te burles del jorobado ni del enano ni del vicioso ni del borracho ni de nadie.
Simplemente, todos tenemos defectos, unos los poseen físicamente, otros los tenemos en el alma. En lugar de criticar a otros, ya sea porque, no tienen tus mismos ideales o tus mismas creencias, decídete a recopilar lo bueno que tienen para ofrecer y utilízalo en tu vida; de la misma forma, ofrece de tus dones para que los demás puedan nutrirse y crecer con lo bueno que tú puedas poseer.
Si vives con amor al prójimo, tu recompensa será: tu paz interior y la armonía total de tu ser.