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Los atletas de Cristo somos deportistas que nos creemos pecadores
Donato Gama da Silva. El jugador más longevo de la Primera División española cumple 40 años el próximo día 30. Es, además, el extranjero más nacional y el más querido de la afición deportivista, que cariñosamente lo llama el abuelo. Lejos de preparar su retiro, él sólo piensa en jugar bien cada día y seguir jugando hasta que el cuerpo se lo permita. Es un hombre bueno, amable, sencillo, amante de Dios y de su familia. Y tal vez sea esta especie de puerilidad el secreto de su larga vida futbolística. Lo cierto es que, aunque sus palabras son sinceras y tajantes, el jugador inspira ternura.
P. Dice que la felicidad se la da su relación con Dios...
R. Creo que sí: si una persona tiene a Dios consigo es básicamente feliz. Si uno se lleva bien con Dios se lleva bien con su familia, con sus compañeros de trabajo, con todo el mundo. La gente cree que Donato es muy religioso, pero yo no me considero así, simplemente creo en la vida, cumplo con la palabra y pienso que Jesucristo es el único camino para llegar a Dios.
P. ¿Qué es un atleta de Cristo?
R. En Brasil le dimos este nombre a un grupo de gente: somos deportistas que nos creemos pecadores, pedimos perdón a Dios y confiamos en la salvación de Jesucristo. Somos parte de la Iglesia Evangélica. No somos ni una iglesia, ni una secta, ni una religión: es como si dices periodistas de Cristo. Somos un grupo de cristianos evangélicos que nos reunimos e invitamos a otros deportistas, sólo deportistas, para estar más a gusto.
P. ¿Y aquí con quién se reúne?
R. Esto es conocido por todo el mundo. Aquí estamos César, Valerón y yo: nos reunimos, leemos la Biblia, cantamos y viene una persona que tiene conocimiento de la palabra y dirige la reunión.