var isMobileBrowser=false;
CARTA DE JESÚS.(No es religión)
Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños. Todos los años se hace una fiesta en mi honor, creo que este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión, en todas partes, no se habla de otra cosa, sino de lo poco que falta para que llegue ese día.
La verdad, es agradable saber que, al menos un día al año, algunas personas, piensan un poco en mí. Como vos sabés, hace muchos años empezaron a festejar mi cumpleaños. Al pricipio no parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero hoy en día nadie sabe para qué lo celebran. La gente, se reúne y se divierte mucho, pero no sabe de qué se trata.
Recuerdo el año pasado, al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta en mi honor, había cosas muy deliciosas en la mesa, todo estaba decorado y recuerdo también que había muchos regalos, pero, ¿sabés una cosa? Ni siquiera me invitaron.
Yo era el invitado de honor y ni siquiera se acordaron de invitarme, la fiesta era para mí y cuando llegó el gran día, me dejaron afuera... y yo quería compartir la mesa con ellos.
La verdad no me sorprendí porque en los últimos años todos me cierran la puerta y como no me invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido.
Entré y me quedé en un rincón, estaban todos bebiendo, había algunos ebrios contando chistes, la estaban pasando en grande. Para colmo, llegó un viejo gordo vestido de rojo, barba blanca y gritando:- JO, JO, JO!!!, parecía que había tomado de más. Se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él, diciendo:-"¡ Santa Claus, Santa Claus! ¡ Cómo si la fiesta fuese en su honor!.
Llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse; yo extendí mis brazos esperando que alguien reparara en mí y me abrazara y....¿ sabés?, nadie me abrazó.
De repente todos empezaron a repartirse los regalos, uno a otro lo fueron abriendo hasta que se abrieron todos, me acer