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PARTE FINAL
Dios nos ha llamado a ser santos, como Él es santo. Dios no nos ha exonerado la santidad para lograr la mal interpretada "felicidad" que tanto el hombre busca. Hace poco escuché en la televisión a una pareja de homosexuales "cristianos" decir flagrantemente que "ellos sabían que ser homosexuales no ofendía a Dios y que no dudaban en lo absoluto de su salvación ya que siendo homosexuales ellos eran felices, y sin duda alguna Dios deseaba que ellos fueran felices".
En ningún lugar de la Biblia Dios nos dice que Él desea nuestra fidelidad. ¡No! Dios sí quiere que seamos "santos", ver Levíticos 11:44 y 45; 19:2; 20:7; 20:26 e incontables otras escrituras. Dios no es feliz. ¡Dios es Santo! Es sólo en la obediencia total a sus preceptos donde podemos encontrar la paz que el hombre, a través de sus propios medios, no puede encontrar. Una combinación entre "obediencia", "santidad" y "humildad" proporciona el terreno perfecto para lograr la paz divina. Es esa paz la que el hombre confunde con felicidad. Si usted pierde la paz de Dios en su corazón cuando haga cualquier cosa, eso no es de Dios y por tanto es pecado. Si al tener sexo oral, anal o al incurrir en cualquier otra práctica sexual, usted pierde la paz de Dios en su corazón, entonces eso es pecado. ¡No lo haga!
ESPERO QUE LES GUSTE......