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24/08/2023
Ese racionamiento implantado en el país en agosto de 1939 para el reparto de alimentos, pan, jabón y tabaco, en el que semanalmente se abastecía a las personas de alimentos suministrados, la mayor parte de ellos carentes de valor alimenticio, bien por su falta de vitaminas, proteínas, hidratos de carbono, calcio y otros minerales, como por la escasez en la cantidad suministrada, hizo aparecer inmediatamente el estraperlo.
No era raro ver las estraperlistas, junto a la parada final del tranvía, ofreciendo los chuscos de pan que habían abstenido de los militares como pago a su prostitución. Se las conocía inmediatamente porque llevaban la cabeza vendada con un pañuelo para ocultar su falta de pelo que les había sido cortado como sanción a su ilícita actividad. Pero no eran estas las que se enriquecían con el estraperlo, sino otras gentes de otra clase social que traficaba con el aceite, las patatas y las legumbres, que vendían a precio de oro e importaban sin correr riesgos por medio de otras personas que se lo traían en los camiones y en los trenes bajándolo, o arrojándolo antes de llegar a la estación de destino, para que no fuese requisado por los funcionarios de abastos.
La nación semanal era exigua, totalmente insuficiente para mantener nutrida a la persona por la que se recibía, y se componía fundamentalmente de garbanzos, patatas, boniatos, pastas para sopas, harina de almortas, bacalao y muy de tarde en tarde por carne de membrillo, chocolate terroso incomestible y jabón. Como se puede comprobar el déficit de hidratos de carbono y grasas, así como la carencia de vitaminas, calcio y hierro era evidente.
El pan, que antes era el alimento base de las familias modestas, se convirtió en otro apreciado artículo de lujo ya que su racionamiento, en el mejor de los casos, para aquellos que tenían una cartilla de racionamiento de tercera, las cantidades oscilaban entre los 150 y 200 gramos.
Por esto, gran parte de la poblaciónde se convirtió en devoradora de almortas, altramuces, salazones y castañas.
Un señor se encamina a una biblioteca. Estando allí, se dirige a la bibliotecaria, y muy orgulloso le dice:
- Disculpe, me puede decir, ¿dónde se encuentra el libro llamado, "El hombre, el ser más perfecto sobre la tierra"?
Ella contesta:
- Lo siento, pero aquí no tenemos libros de ciencia-ficción.