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A la reina de las rosas
un silencio y unas lágrimas,
la saeta de pastora,
los aplausos de mi alma.
Tras la noche lenta y fria
en Parra yo te esperaba.
Ay madre de mi dolor
Ay mi madre la Esperanza.
Despacito por Sevilla
los costaleros te alzan
con la cara cansadita
y el dolor a tus espaldas.
Todos te piden llorando
mientras rompes tu garganta
para guardar los pesares
con alfileres de plata.
¡Macarena, madre mía,
Macarena, soberana,
que te llevo aquí en mi pecho,
dulce reina Sevillana!.
por Amartemisa