var isMobileBrowser=false;
La única tarea de aquel hombre era todos los días levantarse y pensar, sentado allí... en la silla petisa. Todos los días era lo mismo. Siempre era igual. Calentaba agua para su mate matinal, y en la silla se sentaba una y otra vez. Pensaba... quizá en la tristeza, quizá en la vida... solo pensaba. Esto hacía.
No había cosa alguna que le motivara, todo era un suceso de hechos que, de alguna u otra manera, sucedían. Eso era lo que pasaba, esa era su manera de ver la vida. Nunca sintió el deseo de que alguien llamara a su puerta, en el rancho de madera vieja. Ocurrió así un día, de los tantos por los que había pasado.
Abrió la puerta, dudó, pero logró hacerlo.
- ¿Cómo anda Lemes?, ¿Qué se cuenta? preguntó Correa.
- Nada nuevo
-contestó el hombre con voz débil.
- Bueno
Mire! Le vengo a traer este perro abandonado, lo encontré ayer en la puerta de mi casa
Yo no puedo cuidar de él. ¿Puede usted hacerlo, Lemes?
El anciano no había esperado esto. No dudó en tenerlo, decidió cuidar de aquel perro de pelaje negro oscuro y ojos color ámbar.
Tendió su mano para saludar a Correa y enseguida cerró la puerta del rancho.
Miró al perro detenidamente. Lemes sintió que algo en común tenía con aquel ser abandonado.
No sabía que era. El hombre se vio reflejado en aquel perro de calle nomás; tanto, que sintió el fulgurante deseo de cuidar de ese animal.
En años Lemes no había conseguido sonreír, aquella tarde si lo había hecho... todo por un viejo perro vagabundo.
Meses, habían pasado desde aquella tarde lejana. Lemes, el hombre, se encontraba ahora tendido en una cama. Parecía que la muerte se le avecinaba.
Se volteó hacia su perro, su fiel amigo, se detuvo en la mirada. Por unos segundos creyó sentir que aquella criatura había caído como un ángel del cielo... Lo acarició y le dijo al oído en voz silenciosa una frase que hacia ya tiempo no decía: TE QUIERO. El hombre recordó ciertos momentos de su triste vida.
Se dio cuenta de un detalle: Aquel perro, que presenciaba los últimos momentos de su vida, había sido su único amigo, su única esperanza de vida.
Luego, cesó de respirar...
S.A.T.U. (Germán Garcés)
Autor: Germán Garcés - Pais: Uruguay - Ciudad: Montevideo
Gracias Meli por este fondo y cabecera..
Te dedico hoy mi actualización.
Hola
Gracias por tu visita y tus palabras,
si, es mi pequeño espacio donde trato de
compartir con todos lo que soy y lo que siento.
Y me gusta mostrarme tal como soy sin ocultarme
de nadie.
Tú espacio también es muy bonito y con unas historias
que enganchan, al menos a mi que me encantan los libros
y la lectura.
Que tengas una feliz noche, besos
Hola cielo que maravilla de texto algo trsite
pero me gusto precioso regalos de Meli
un beso
HOLA GUAPA YA ESTOY AQUI PARA NO PERDERME NI UNO DE TU RELATOS
ES UNA HISTORIA MUY TRISTE PERO A LA VEZ MUY CIERTA,CUANTA GENTE SE ENCIERRA EN SI MISMO Y CUANDO SE DAN CUENTA YA ES TARDE?
MUY BUENA REFLEXION ..UN BESO Y QUE TENGAS UN FELIZ MARTES...
hola mi bella .............. paso rapidito a saludarte y desearte una feliz tarde, besitos.
Hola.
espero estes muy bien, sabes Q no tienes nada Q agradecer es con mucho Cariño, me algra Q te gustaran y se ve preciosa tu casita.
Maravilloso escrito y mil gracias por dedicarmelo con tu permiso me lo llevo a mi otro espacio donde guardo los bellos regalos y dedicatorias Q me hacen, he quedado impactada y una Q otra lagrima me saco, pero asi mismo es ese es el mejor amigo Q tenemos al perro yo tengo 4 Q son uno de mis mayores tesoros y regalos Q Dios pudo haberme dado en esta vida de veras Q son unicos y Especiales.
Te deseo cielo tengas un Hermoso martes lleno de felicidad.
Besitos con todo mi CAriño.
Meli.
Me llevo hasta la imagen si no te es molestia.
Hola guapa
Como siempre magnifica tu actualizacion con estos relatos tan hermosos.
Besitos
hola como estas rubia ,paso a saludar y decir bella tu casa buena semana un beso beatriz