miarroba
GRACIAS MELI; ERES MUY ESPECIAL

Juguemos en bosque mientras el lobo no está!Reglas del juego:
1. Responder a todo
2. Nominar a 5 personas y dejar comentarios a los nominados para que enlacen

1. ¿La última frase que has dicho? Sebas, dale unbeso al abuelo.
2. Lo último que has comido: jureles
3. Lo último que has pensado: tengo muchas cosas que hacer hoy y yop entreteniendome con esto.
4. Algo que te pregunten a menudo: ¿Cuandoo está la comida?
5. ¿Tienes el récord en algo? de caidas.
6. ¿Dónde preferirías estar ahora? en el camino
7. ¿Te gustaría ser otra persona? me gusto a mi misma
8. Tu juego de mesa favorito: trivial
9. ¿Te muerdes las uñas? nani
10. ¿Eres buen amante? no sé. quizas los demás lo digan mejor que yo
11. ¿Eres cariñoso/a?: SI
12. ¿Perdonarías una infidelidad?: si
13. Ultima vez que te peleaste:no me acuerdo
14. Algo que lamentes haber hecho: uyssssssss, muchas cosas.
15. Algo de lo que te alegres: de haber dejado el tabaco
16. Algo que te produzca asco: el abuso
17. Algo que te asuste: las serpientes
18. ¿Dónde tienes cosquillas?: hasta en el cielo de la boca creo que tengo,
19. Tu libro favorito: El Señor de los anillos
20. Qué has desayunado: café y pan tostaito con aceite
21. Tu frase más dicha: Que calor que calor yo te ngo, que guapa SOY QUE TIPO TENGO....
22. Tu plan para el finde: caminar
23. Lo último que te han regalado: pinturitas
24. ¿Echas de - a alguien?: por supuesto
26. ¿Qué tal tu vida religiosa? estoy en ello
27. ¿Qué tal tu vida sexual?: buena
28. ¿Qué tal tu vida familiar?: buena
29. ¿Con quién te llevas mejor de tu familia?: con todos, pero con mi hermana pequeña estoy muy unida
30. ¿Con cuanta gente te has liado?: pues....ejemmm
31. ¿Cada cuánto visitas al médico?: un par deveces al año...
32. Fobias? serpientes y reptieles en general
33. Vicios?: soy una viciosa
34. ¿café o té?: café
35. Lo último que descargaste de Internet? unprograma para descargar imagenes, fondos banners etc.
36. ¿Lunares?: si
37. ¿Tienes tatoos?. No
38. ¿Amar o que te amen?: los dos, tanto monta, monta tanto
39. ¿Tu numero de pie?: 37
40. ¿Tu fruto seco favorito?: pistacho
41. ¿Tienes novio?: tengo mario, por los siglos de los siglos !amen.
42. Bebida favorita: cocacola
43. Un sueño: viaje añrededor del mundo
44. ¿Fumas?: Por fin lo dejé
45. ¿Bebes?: no como norma, solo en ocasiones especiales.
46. Amigos de la infancia? muchoss
47. Mejor amigo/a? tengo muchos, pero por nombrar algunos. Maribel, teresa, teresita etc.
48. Amigos del fotolog? muchos y no digo nombres piorque no cabría aqui, jeje
49. El fotolog que mas te gusta? los foros y los fotologs los hacen especiales las personas. así que apuesto por ellas.
50. Mantienes alguna relacion con alguien del fotolog? si, de amistad


AHORA SABEN ALGO MAS DE MI!!!

LE PASO LA POSTA A:
Olivia
Pullmantur
corremundos
Mirian
Talipo

DESPREOCUPEMOSNOS UN RATO Y JUGUEMOS!!!

NO LA CORTEN X FA!!!!!!

005
Entre la verdad y la mentira

Se cayó de la cama, todo había sido un sueño, una pesadilla o un deseo anhelado, ensuciado por el remordimiento de su conciencia.

Los segundos retumbaban en su cabeza, aún cuando sabía que el reloj se encontraba muy lejos de donde él estaba. El cielo se cubrió de nubes alertando la llegada de una gran tormenta, se estremeció, el momento habia llegado, la hora que tanto habia esperado por fin se abría paso ante él.

Caminó sigilosamente por la habitación esperando a que los otros finalmente se hallan ido. Estaba listo. De su media sacó una navaja y terminó de cortar el metal que lo detenía, tenía que actuar con rapidez, sabía con exactitud que a la media hora volvian los otros, y no tenia tiempo que perder. Previamente realizado lo necesario para que no denoten su ausencia, por lo menos durante unas horas, corrió la cama y se introdujo en el conducto. No tenía linterna y estaba muy oscuro, aún así siguió avanzando, muchas veces advirtió que algo le recorria los pies, las manos, u otras partes del cuerpo mas escondidas entre su escasa ropa, pero el miedo y el susto no hacían efecto ante él, soportaba cualquier cosa.

No sabía cuanto tiempo llevaba ahí dentro, pero podía asegurar que hacía mas de una hora que venía avanzando sin parar. Se detuvo para tomar la última gota de agua que quedaba en su cantimplora, la cual había robado de su compañero fallecido. A pesar de no saciar su sed, siguió adelante. Las gotas de sudor le recorrían el cuerpo como lo hace la lluvia cuando baja revoloteando por las montañas hasta llegar al suelo, donde se une a las demás y olvida su individualidad.

En su mente revivia todos los momentos pasados mientras continuaba por el conducto, ya no le importaba más nada, ni la insistencia de su madre, ni la infiel de su esposa... quería perder la memoria, olvidarse de todo, de todos, quería volver a nacer pero ser otro en cuerpo y alma, alguien diferente, que no tenga ni hasta la última huella de lo que el era antes, ¿podría lograrlo acaso ?.

Se dio cuenta como el conducto empezaba a humedecerse, la tormenta había comenzado, sabía que esto le dificultaba los cosas, pero quiso seguir igual. La humedad se convirtió en gotas y tiempo después el agua comenzó a cubrirle las rodillas. Tenía que darse prisa, pero estaba exsausto. De todas maneras continuó con el mismo ritmo con el que venía avanzando.

De repente reparó que el camino comenzaba a esclarecerse, pensó que estaba cerca, se entusiasmó y se llenó de placer durante unos instantes. Salió a la luz, aunque está no era tan clara debido a la hora y a la presencia de una inmensa tormenta. Se alegro de haberse liberado del conducto justo antes de que el agua le cubriera las piernas. Se paro, sintio la lluvia que lo empapaba y el viento que hacia alvorotar los pelos que aun tenía secos. Se regozigó con tan solo pensar en lo que habia dejado atrás, volteó su cabeza y observó, empezó a reirse y tuvo ganas de gritar, pero se contuvo ante el inconveniente que podría causarle eso. Corrió libremente por el enorme espacio verde frente a sus ojos, quedando muy atrás la gigantesca mole que lo habia contenido esclavizado por más de trece años. De pronto sintió una extraña sensación, no sabía a donde ir, y por primera vez en su vida experimentó el miedo, parecía estar perdido en medio del espacio sin encontrar un lugar propio, algo que lo mantuviese estable, no queria dormir, no queria comer, no queria hablar, no sabia que le esperaba ni cuanto tardaría en llegar eso que tanto esperaba, o no. Pensó en aguardar a que algo suceda, pero estó lo atemorizó más y volvió a correr. Se mantuvo así varios minutos hasta que finalmente tropezó con una piedra.

Sus ojos le daban vueltas, su respiracion se aceleraba; lo único que visualizaba era una luz... Una extraña luz blanca que poco a poco se fue convirtiendo en gris, hasta llegar a ver claramente el techo de la tortura, las paredes de su apresión...

Tipo: Cuento - Género: Suspenso
-Autor: Ely - Pais: Argentina - Ciudad: Buenos Aires

007
La parte oscura de la vida

La única tarea de aquel hombre era todos los días levantarse y pensar, sentado allí... en la silla petisa. Todos los días era lo mismo. Siempre era igual. Calentaba agua para su mate matinal, y en la silla se sentaba una y otra vez. Pensaba... quizá en la tristeza, quizá en la vida... solo pensaba. Esto hacía.

No había cosa alguna que le motivara, todo era un suceso de hechos que, de alguna u otra manera, sucedían. Eso era lo que pasaba, esa era su manera de ver la vida. Nunca sintió el deseo de que alguien llamara a su puerta, en el rancho de madera vieja. Ocurrió así un día, de los tantos por los que había pasado.

Abrió la puerta, dudó, pero logró hacerlo.
- ¿Cómo anda Lemes?, ¿Qué se cuenta? –preguntó Correa.
- Nada nuevo… -contestó el hombre con voz débil.
- Bueno… Mire! Le vengo a traer este perro abandonado, lo encontré ayer en la puerta de mi casa… Yo no puedo cuidar de él. ¿Puede usted hacerlo, Lemes?

El anciano no había esperado esto. No dudó en tenerlo, decidió cuidar de aquel perro de pelaje negro oscuro y ojos color ámbar.
Tendió su mano para saludar a Correa y enseguida cerró la puerta del rancho.
Miró al perro detenidamente. Lemes sintió que algo en común tenía con aquel ser abandonado.

No sabía que era. El hombre se vio reflejado en aquel perro de calle nomás; tanto, que sintió el fulgurante deseo de cuidar de ese animal.
En años Lemes no había conseguido sonreír, aquella tarde si lo había hecho... todo por un viejo perro vagabundo.

Meses, habían pasado desde aquella tarde lejana. Lemes, el hombre, se encontraba ahora tendido en una cama. Parecía que la muerte se le avecinaba.
Se volteó hacia su perro, su fiel amigo, se detuvo en la mirada. Por unos segundos creyó sentir que aquella criatura había caído como un ángel del cielo... Lo acarició y le dijo al oído en voz silenciosa una frase que hacia ya tiempo no decía: TE QUIERO. El hombre recordó ciertos momentos de su triste vida.

Se dio cuenta de un detalle: Aquel perro, que presenciaba los últimos momentos de su vida, había sido su único amigo, su única esperanza de vida.

Luego, cesó de respirar...

S.A.T.U. (Germán Garcés)


Autor: Germán Garcés - Pais: Uruguay - Ciudad: Montevideo

Gracias Meli por este fondo y cabecera..
Te dedico hoy mi actualización.

007
El misterio está en el sotano

- Busquemos a Simona, no puede haber ido muy lejos - dije.

En el momento Jaime dijo que escuchaba gemidos que provenían de la cocina y decidimos ver qué ocurría allí. Llegamos presurosos y vimos tirada en el piso a Simona; ella hablaba, pero no tenía mucho sentido lo que decía:

- ¡Ah! Era algo feo, venía hacia mí... su cara. - dijo agitadísima.

- Simona ¿qué vio usted? - le pregunté, pero en ese momento dejó de respirar y un hilo de sangre comenzó a brotar de su boca.

Llegó Juana corriendo y sin aliento nos dijo:

- El teléfono no funciona, estamos incomunicados... - miró el cadáver de Simona - ¿Simona está muerta?.

Un alarido agudo y profundo, nada parecido al de un ser humano, irrumpió en el silencio mortal de la noche; ni siquiera el eco se atrevió a repetirlo. Además, se podía oír que la portezuela que daba al sótano era golpeada desde atrás. Comenzó a temblar como si de un terremoto se tratara.

- ¡Vámonos ya mismo! Tomemos el auto - dije casi gritando.

Salimos los tres de la casa corriendo, llegamos al auto. Intenté encenderlo, pero no podía, el nerviosismo no me dejaba. Después de algunos intentos, encendió, y salimos de la quinta, no sin antes ver el interior de la casa por una de las ventanas.

La terrible lluvia me impedía ver el camino y el ímpetu del viento desviaba el auto. De pronto el coche se detuvo, atónitos nos miramos mutuamente. Hacia la izquierda del camino se lograba ver una gran estructura, seguramente era esa antigua casa abandonada.

- No hay más combustible - dije algo inquieto.

Decidimos quedarnos dentro del auto por un tiempo, pero la lluvia y el viento no se calmaban; además, el vehículo se agitaba tanto que comenzamos a pensamos que lo mejor sería refugiarse en esa casa. Salimos del auto, y corrimos hacia el pórtico de entrada... la puerta estaba abierta, pues seguramente el viento lo había hecho.

Llegamos a una habitación inmensa, llena de polvo y telarañas por todos los rincones. Sólo yo subí las grande escaleras marmoladas; Jaime y Juana se quedaron en el living. Los muros de la casa eran tan gruesos que apenas si se escuchaban los truenos.

Llegué a un corredor, una de las puertas estaba abierta y decidí entrar. Era una habitación rústica y muy amplia, pero lo que más me extrañó fue que había un farol encendido allí. Me aproximé a una ventana y perdí mi vista en el horizonte. Desde allí la tormenta se veía terrorífica, un rayo tras otro iluminaban las nubes que no dejaban de moverse como remolino. Logré ver el auto, el cual tenía las luces prendidas, aunque no recordaba haberlas dejado así. Me sorprendió ver el baúl abierto, pero más aún que desde este fluía un líquido viscoso color rojo. La piel se me erizó, nuevamente la imagen de la sangre enlodada me vino a la mente.

Bajé las escaleras corriendo, y le dije a Jaime:

- Mire por el ventanal, ¡mire el auto!. - asintió con la cabeza e hizo lo que le dije. Repentinamente gritó.

- ¡Está allí! Viene a hacia acá... salió del baúl. ¡Nos quiere matar!.

- ¡¿Quién?! Jaime – le grité.

Él cayó al suelo y, como a Simona, de su boca brotó sangre. Juana y yo quedamos paralizados unos segundos; lo que sucedía era increíble.

- ¿Qué está pasando señor?

- Está muerto, y lo estaremos nosotros también si no hacemos algo pronto -le dije.

- ¿Pero qué es? ¿Qué hay allá afuera? Patrón, no sé qué hacer. Dígamelo usté.

- Creo que sé lo que es, el pasado nos persigue.

Juana queda pálida como un papel al observar por la ventana.

- ¡Esto es imposible! Es imposible... - gritó agitada.

- ¡Qué Juana! ¿Qué es lo imposible? -dije con temor, pero en ese momento ella cayó arrodillada al piso.

Giré lentamente para mirar por la ventana y observé lo que tanto había ansiado ver, lo que me tenía atormentado durante el pasado y ahora se materializaba, lo que sin explicación había matado a Simona y a Jaime; lo que en una palabra, me mató...

FIN

ACLARACIÓN DEL AUTOR (03 de dic de 2007): Muchas personas me preguntan sobre el final... si falta algo, si murió el protagonista, si está incompleto... La verdad es que, cuando escribí el cuento, quise dejarle un final abierto, para que cada uno lo interprete como quiere.

Si quieren mi interpretación, aquí se las dejo: el texto está en primera persona, ¿cómo podría escribirlo alguien que murió?, ¿y si el protagonista se durmió mientras contemplaba extasiado el árbol de navidad?... probablemente el resto sea todo un sueño. Saludos

0011
El misterio está en el sótano

Tras una agobiadora semana de trabajo, me alejé de la ciudad para descansar en mi casa de campo. Era de noche, y me encontraba sentado en el sillón examinando cada una de las luminosas ramas del árbol navideño que hace días habíamos armado con Simona.

Ella siempre había sido mi compañera de juegos y nunca fue vista en mi familia como una criada, incluso reemplazó a mi madre tras su misteriosa desaparición.

Seguí observando fascinado el árbol; si se miraba con cuidado se podía ver cómo de sus imponentes ramas se desprendían multicolores destellos de luz, como si fueran rayos de sol que inundaban cada rincón de la habitación.

Encendí las luces del living para poder leer un exótico libro que traía a mi mente gratos recuerdos de la infancia, pues había encontrado en sus líneas compañía para mis ratos libres. Abstraído leía palabra por palabra, página por página... en esos momentos, no existía el mundo a mi alrededor.

Sin embargo, el idílico momento fue interrumpido por un extraño ruido proveniente del exterior de la casa. No le di demasiada importancia, pues se acercaba una gran tormenta y el viento seguramente había tirado algo, pensé en ese momento.

Pasaron unos minutos y no había podido concentrarme nuevamente en el libro. El zumbido del viento siempre me había llamado la atención y esta vez no fue la excepción. Yo creo que se oye como almas en pena que aúllan por ser liberadas de su agonía.

En ese momento otro extraño ruido interrumpió el agudo silbido y en mi mente se comenzaron a tejer todo tipo de paranoicas sospechas: todo hacía suponer que había alguien merodeando la casa. Los típicos miedos infantiles a la oscuridad y a los monstruos se adueñaron de mí. Sólo de pensar en un asesino acechando, la piel se me helaba.

Por suerte no estaba solo; inmediatamente llamé al mayordomo y a Simona y les dije:

- No pierdan un segundo, verifiquen que todas las ventanas y puertas estén completamente cerradas, escuché ruidos extraños fuera de la casa.

Ansioso no podía parar de moverme, estaba alterado, necesitaba tener alguna noticia. Inesperadamente se fue la luz y los rincones, antes iluminados por las luces navideñas, se ensombrecieron nuevamente.

Tanteando en la espesa oscuridad, hallé varios candelabros con velas que tenía reservado para estas ocasiones. Las encendí, pero no servían de mucho, pues la habitación era espaciosa.

El transcurrir del tiempo comenzó a calmar mis nervios, finalmente pude sentarme en el sillón a la espera de noticias. Mis ojos se detuvieron en un punto fijo ubicado en el centro de la flameante llama de una vela. Por un momento creía que todo era un sueño, me sentía transportado, fuera de mi cuerpo, estaba como en éxtasis; me encontraba en una formidable e ininterrumplible paz interior. Pero el azotar de una puerta me hizo reaccionar. Provenían de una pequeña puerta del exterior de la casa que daba al sótano y que personalmente me había encargado de cerrar con llave ¿cómo era posible que el viento la abriera?

Sin darme cuenta, me encontraba frente a la portezuela externa que se agitaba violentamente contra la pared. Me detuve unos segundos a observar desde el exterior el profundo y oscuro sótano; sólo los fuertes relámpagos lo iluminaban hasta el fondo. Desde esa perspectiva, lucía como si se hubiesen abierto las puertas del infierno.

Las gotas de lluvia me recorrían todo el cuerpo empapándome cada vez más. El viento y los portazos me desconcertaban. Sin pensarlo, cerré bruscamente la portezuela y de pronto una fuerza inexplicable me obligó a bajar la vista, descubriendo bajo mis pies un charco de lodo y sangre. Aterrado corrí enloquecido hacia mi casa, entré rápidamente y cerré la puerta principal con llave.

Mientras me secaba pensé: “¿Quién había abierto la portezuela del sótano?, ¿De qué o quién era la sangre enlodada?. Armándome de coraje tomé el candelabro más grande y abrí lentamente la pequeña portezuela interna que conducía al sótano. Comencé a bajar las escaleras. El crujir de cada peldaño aumentaba mi temor e incluso me asusté de mi propia sombra. Llegué al suelo del sótano y rápidamente mis zapatos se mojaron, pues estaba todo húmedo por la lluvia. Dirigí la luz hacia todos los rincones, pero no se veía más que libros y estantes viejos repletos. Todo era muy sombrío, pero mi agudizada vista descubriría el menor movimiento, estaba en alerta continua. Hacía mucho tiempo que no visitaba el sótano; al ver esos sucios objetos, comencé a recordar tiempos lejanos de cuando éste lugar estaba prohibido y mi imaginación de niño me llevaba a pensar en las más sorprendes historias.

De repente sentí los extraños ruidos muy cerca de mí, ahora los pude distinguir mejor; parecían como pezuñas que golpeaban enérgicamente sobre el suelo y el de una cadena arrastrándose lentamente. El piso de madera comenzó a crujir cada vez más fuerte, y los inexplicables ruidos se aproximaban hacia mí, pero no lograba ver nada. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, y las gotas de sudor recorrieron mi cara, casi estaba paralizado de terror. En ese instante comencé a recordar todos los momentos más importantes de mi vida, desde mi comunión, mi casamiento, mi familia, en Dios. Súbitamente un grito de Simona me llamó desde arriba:

- ¡Señor, señor! Venga rápido, apresúrese.

Sin esperar, subí corriendo las escaleras, pero un peldaño cedió y mi pierna quedó atrapada. Eran totalmente en vano los esfuerzos que hacía por liberarme y mi desesperación aumentaba, pues los extraños ruidos se acercaban continuamente. En esos instantes de desesperación vi la silueta de Simona bajando hasta donde me encontraba y con todas sus fuerzas intentó liberarme. Pero repentinamente, dejó de ayudarme; sorprendido miré su rostro, la sensación que sentí al ver su tez absolutamente pálida fue inexplicable. Parecía como si ella hubiese visto la cara de la muerte.

- ¡Qué es eso! -gritó Simona.

Logré liberar mi pierna y sin mirar hacia atrás, subí despavorido las escaleras junto a ella. Al llegar al living, aseguré la portezuela con una vara de hierro. En ese momento llegaron apurados mi mayordomo Jaime y mi cocinera Juana. Él dijo:

- Señor, escuchamos los gritos. ¡¿Qué ocurrió?!

- ¡Hay algo en el sótano! Simona es la única que lo vio -dije sin aliento-.

Comenzamos a mirarnos todos los rostros, un silencio largo invadió el ambiente: mi criada Simona no estaba con nosotros.

aún no ha acabado....mañana más.

007
Acerca deFoto de rubiales66

rubiales66

Mujer, 45 años

España

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