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Aquí estas en la sombra,
con tu mano en la mía,
respirando en un tiempo
sin antes ni después.
Ya ves que,
aunque te fuiste,
no te vas todavía,
y estas aquí, conmigo
no importa donde estés.
Desnuda en esta sombra
te palpara mi mano,
lenta mano de ciego
que acaricia una flor,
y sabré de repente
donde empieza el verano,
yo, que solo he sabido
donde acaba el amor.
Aquí estas en la sombra,
conmigo todavía,
compartiendo este lecho
cálidamente aquí,
Detenida en la noche,
y donde nunca es de día,
detenida en la noche
y amaneciendo en mi.
Y ahora soy como el surco
donde madura el trigo,
como la flor que nace
donde pisan tus pies,
porque, aunque nunca vuelvas,
siempre estarás conmigo,
conmigo en esta sombra
sin antes ni después.