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Parte de una larga tradición de cafés literarios de Lisboa, el Martinho da Arcada fue hasta hace poco, uno de los sitios donde Saramago escribía algunas notas en sus viajes a Lisboa. Ya Pessoa lo había hecho en sus tiempos, y es tan pesada la historia de literatos que por aquí pasaron que la decoración del lugar, además de los típicos azulejos, sólo consisten de fotos de poetas locales, donde predominan, obviamente, las de Pessoa.
Compite con otros locales antiguos de Europa. Abierto 50 años después que el restaurante más viejo del mundo (el Botín de Madrid), el Martinho da Arcada es un paseo por lo más auténtico de la ciudad. Su primer nombre, en 1778, fue “Café Da Neve”, y es el café más antiguo de la ciudad.