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Se oía el mar, como un alud continuo, trueno incesante de un temporal hijo de quién sabe qué cielo. No se detenía un instante. No conocía el cansancio. Ni la clemencia. Si lo miras, no te das cuenta de todo el ruido que hace. Pero en la oscuridad...Todo ese infinito se convierte sólo en fragor, muro de sonido, grito abrumador y ciego. No se puede apagar el mar, cuando arde en la noche.
Alessandro Baricco
Precioso todo ...un gran abrazo.
Preciosa foto y también el texto de Alessandro Baricco.
Cordial saludo