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Sanatan desgranaba su rosario a la orilla del Ganges cuando un brahmín harapiento llegó
a su lado y le dijo: "Socórreme, que soy pobre. "
-"Nada queda en mi escudilla de limosnas", dijo Sanatan, pues he distribuido todo lo que
poseía.
-"Pero nuestro señor Shiva se me apareció en sueños", respondió el brahmín, "y me aconsejó
que viniera a buscarte".
Entonces Sanatan recordó que había recogido una piedrecilla sin valor entre los guijarros
de la ribera y la había escondido en la arena pensando que podría ser útil a alguien.
Con el dedo señaló el sitio al brahmín que, asombrado, desenterró la piedra.
El brahmín sentóse en el suelo y se puso a meditar, solitario, hasta el momento en que el
sol desapareció tras los árboles, a la hora violeta en que los pastores llevan sus rebaños al redil.
Entonces, levantándose, se acercó lentamente a Sanatan y le dijo: "Maestro, dame la más
pequeña parte de esa riqueza que consiste en desdeñar todas las riquezas del mundo."
Y eso dicho, arrojó al río la piedrecilla sin valor.
R.Tagore