miarroba
El encuentro

Llegó al punto de encuentro a la hora acordada, una concurrida cafetería cerca de los viejos juzgados. Se quedó parada en la puerta oteando en su búsqueda. Sintió que le pedían paso y se vio obligada a hacerse a un lado tras susurrar un “perdón” lleno de cierto sentimiento de bochorno. Se sintió algo ridícula y que la situación la estaba sobrepasando. Viajar en autobús era algo que le incomodaba sobremanera, odiaba verse obligada a compartir un espacio tan reducido con seres desconocidos. Al fin pudo distinguirlo entre el maremágnum de abogados, acusados y acusadores, reconoció aquellos ojos grandes que ahora la miraban invitándola a algo emocionante. No hubo saludo desde la distancia. Ella se limitó a acercarse sin excesiva prisa, sorteando camareros, bandejas, codos y alguna risotada estentórea. Alcanzó la mesa donde él ya había bebido medio café con leche y se sentó sin esperar a ser invitada. Él conservaba aquella cara de niño pícaro rematada con un flequillo rebelde. La bufanda acentuaba su poder de seducción, pero ella se había prometido a si misma que jamás volvería a incurrir en los mismos errores

  • Sólo espero que lo que tengas que contarme sea algo realmente importante

  • Si. Te he hecho para venir para tener al menos un principio de historia, algo que pudiera servir de pie de foto en mi entrega diaria de este tu fotolog

    Ella apretó los puños, contuvo las lágrimas pero no así la recriminación escupida entre dientes:

  • ¡Has vuelto a hacerlo, eres cruel, muy cruel!

  • ¡Eh, cuidadín con tus palabras!. – él cambió de actitud y de mirada- Eres un personaje de ficción fruto de mi inventiva y mañana mismo puedo convertirte en diputada de Podemos con remordimiento de conciencia por no abstenerse en la votación de investidura de Sánchez o en la testigo clave del caso Nóos. Tú no sabes lo difícil que resulta todos los días rellenar este espacio. ¡Alegra esa cara, hoy es viernes!

20/01/2016

000

2024
2023
2022