miarroba
Historia del Rock, CCLIX: 1916 / 2016

El mundo está que arde. Vivimos con el temor de habernos equivocado de lugar y de hora, de no coincidir, por favor no, en el espacio y en el tiempo con cualquier pirado aficionado al bricolaje con dinamita y a la inmolación en lugares concurridos. Es la III Guerra Mundial, no declarada oficialmente así por aquello de cuidar las formas, no alarmar a la población ni escandalizar a los vecinos que aquí todo se sabe y hoy es él y mañana te toca a ti, y porque las naciones están todas ocupadas mirándose el ombligo. Desde los Estados Unidos con la difícil decisión de elegir entre Donal Trump o la señora Clinton hasta una Angela Merkel, con el sillón tambaleándose porque la ultraderecha tira de una pata y la izquierda de otra. Vamos, ahora mismo es más fácil que la Merkel deje de ser la mandamás en Alemania que ver como despegan el culo de Rita del sillón del Senado. Valencia lo tiene claro: el entrenador a la cárcel porque es imperdonable perder cuatro partidos pero Rita ahí sigue, por algo tiene el carnet con el número 3 del Partido Popular.

Como digo, esta que nos toca es la III Gran Guerra. La primera comenzó en 1914 y acabó en el 18. Lemmy (Motörhead) elige el año que marca el ecuador de la contienda, 1916, para escribir una dura historia sobre soldados engañados, olvidados, chicos que mienten sobre su edad para alistarse, y llena la portada del disco con las banderas de los países implicados. Después vendría la ONU, la Otan, el Pacto de Varsovia, la Unión Europea y la Copa Diputación, porque de alguna manera había que establecer lazos de amistad entre Ribadavia y Bande, grandes naciones en el concierto internacional injustamente poco escuchadas pese a lo mucho y bueno de su discurso.

06/09/2016

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