var isMobileBrowser=false;
En un mundo perfecto todos los días del año serían tardes de verano. El tiempo, entonces, ya no supondría una excusa para hacernos viejos, tal y como sucede ahora. El tiempo sería recordado como una mentira. Viviríamos en la piscina de mi amigo Hugo, grande como un océano, con el cielo por techo. Mamá se acercaría nadando hasta mi flotador y yo sonreiría. En un mundo perfecto.
02/07/2016