Víctor Seara protagoniza la versión española de Minecraft, el aclamado juego de construcción en un mundo pixelado. Nuestro héroe deberá enfrentarse a los supervillanos Concejales de Urbanismo siempre prevaricando, convirtiendo montes en suelo urbanizable por una módica aportación a las arcas del partido, a los inmutables Directores de Banco con sus desahucios exprés y, aquí viene lo difícil, a sus amiguitos constructores “por el interés te quiero Andrés”. Los gráficos recogen fielmente las calles de Valencia o Madrid, ciudades tan proclives a la mafia del ladrillo. Las primeras críticas en revistas especializadas hablan de la facilidad del juego español: “En el Minecraft original debías construir una casa digna para obtener la licencia de obra. Aquí levantas cuatro paredes con 30 metros cuadrados de planta y el ayuntamiento ya te visa el certificado de habitabilidad siempre y cuando, eso si, hayas superado previamente la fase llamada “clientelismo” en las primeras pantallas”. “España es diferente”, ha reconocido el sueco Markus Persson, creador de Minecraft. Los suecos tendrá Ikea, H&M, Volvo, a los ABBA o a Pipi Calzaslargas pero nosotros tenemos Diputaciones, Concejales de Igualdad en pueblos de cien habitantes y a Mariano Rajoy. “Es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde”. O dicho en sueco: “Är granne som väljer borgmästaren och borgmästaren som vill vara borgmästare grannar”, que sigue sin entenderse pero al menos suena a canción de Eurovisión. Spain, two points. L’Espagne, deux points. Merci, Portugal.
31/01/2016
