var isMobileBrowser=false;
(de la serie “Menos mal que nos queda Portugal”, segunda entrega)
Portugal y no Galicia es el auténtico sitio distinto, mal que le pese a Reixa. Los campos de fútbol cinco no tienen pintada el área, por lo que los penaltis se pitan a ojo de buen cubero y el portero saca como le parece, alguno prácticamente desde el centro del campo. Otra curiosidad es la forma de colocarse de los jugadores que se plantan en la barrera: de espaldas. De esta manera, como caballos con los ojos tapados en una corrida de toros, no se apartan al ver llegar el balón en forma de obús y además evitan quedar esterilizados de manera violenta por balonazo en “salva sea la parte”. Muy práctico, pero dudosamente digno.
26/06/2016