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Pero mira como beben los peces en el río y los camellos de cartón piedra en las Burgas, beben y beben y vuelven a beber mientras los bañistas salpican agua de las termas a los niños posando y a Dios rogando que siga el cielo despejado para Nochevieja, algo bueno debía tener el cambio climático. La ciudad entera parece ahora un viejo estudio de cine, llena de escenarios donde rodar algún péplum con Silvana Mangano enamorando al cachas de Steve Reeves. El que no me crea que vaya ahora mismo a las Burgas.
04/12/2016